Temporada de recomenzar

Vera Ricerca
El juego del paquete
6 min readFeb 20, 2019
Imagen de autoría propia

Las vacaciones pueden ser un oasis balsámico de momentos idílicos o un huracán de replanteos existenciales. Yo intenté encontrar un equilibrio entre ambas cosas, buscando pasarla bien sin nada demasiado planeado ni grandes expectativas.

Las semanas de las fiestas tuvieron altas dosis de encuentros familiares en los que, como todos los años, me preparé para responder el cuestionario de la soltería: “Y vos Verita, cuándo traés un novio?”, “Seguro estás con alguien pero no nos querés contar!”, “No debería ser tan difícil encontrar a alguien para una mujer tan linda e inteligente como vos” y otras diversas consultas similares.

Para mi sorpresa, esta vez NADIE hizo alusión a mi estado civil. Y lo que primero me produjo alivio, después me generó tristeza.

— Ya se resignaron, -le digo en secreto a mi hermano mientras comemos la torta helada que hizo mi prima Renata para la cena de año nuevo.

— De qué hablás?

— De que ya ni me preguntan si tengo novio. Ya no tienen esperanzas, entendés?

— Jaja! Querés que haga algún comentario en voz alta para sacar el tema???

— Ni se te ocurra! Me saca un peso de encima que no pregunten pero también siento que es como que dijeran: “Si ya no consiguió, no va a conseguir”.

Fermín, que nos viene mirando de reojo hace rato, se suma a la conversación y, también en voz baja, consulta:

— Qué tanto susurran los hermanitos?

Javi le cuenta de qué hablamos y Fermín acota:

— A tomar por culo lo que puedan opinar otros, cuñada! Tu a pasarla bien que lo demás viene solo!

Lo miro dudosa:

— Me parece que esas cosas pasan solo en el primer mundo, Fermín…

— Hablando de pasarla bien, hemanita, porqué no te vas unos días sola a algún lado?

— Otro tema para amargarme! Hace un mes que vengo mirando esas super promos que salen de pasajes, paquetes y demás. Y cuando entro y pongo que es un solo pasajero… el precio se multiplica tremendamente!! Todo tiene la letra chica de base doble y parece que a los que viajamos solos nos gritan “Jodete y pagá el triple!”.

Mientras Fermín y mi hermano estuvieron en Buenos Aires, recorrimos muchísimo la ciudad y fue emocionante verla con ojos de turista, conociendo lugares nuevos y mirando los ya conocidos desde distintas perspectivas y generando nuevas sensaciones sobre lo que me rodea cotidianamente.

Aunque mi hermano es menor, siempre tengo una sensación hermosa de protección mutua cuando estamos juntos y una sensación de hogar que un poco se desdibuja cuando él se va.

Una tarde de enero con sesenta mil grados de calor, mientras merendábamos con Lau y Jose debajo de un aire acondicionado, nos dimos cuenta que el siguiente fin de semana las tres nos podíamos ir a algún lado juntas. En veinte minutos teníamos comprados pasajes y alojamiento en Colonia, Uruguay.

Estaba tan entusiasmada con el plan como si nos fuéramos seis meses a Europa. El primer día hicimos caminata por el casco histórico y playa. A la noche buscamos algún barcito con onda como para picar y tomar algo. Lau se había quemado tanto que parecía tener una luz de neón fucsia encendida en su cara. Jose llegó al bar de mal humor porque le hicimos poner unos zapatos con taquitos que se le metían entre los adoquines de la calle.

— Te voy a pedir un medio y medio para que cambies esa carita, Jose.

— No se qué es pero bienvenido sea!

— Jaja, es una mezcla de vinos, una bebida típica de Uruguay.

Después de una pizza y varios medio y medio, que deben haber formado varios enteros, se nos acercaron a charlar dos uruguayos super simpáticos que nos contaron que eran de Montevideo y también habían ido a pasar el finde a Colonia. Eran médicos, compañeros en la guardia de un hospital, Juan y Lautaro.

Lautaro en seguida habló de su novia y Juan, de su soltería. En ese momento se generó esa conversación tácita entre amigas, solo compuesta de miradas y gestos sutiles, donde cada una da a entender si está interesada en el candidato en cuestión. Eso no quiere decir que vaya a pasar algo, o que a él le interese alguna de nosotras, pero es necesario poner las cartas sobre la mesa para saber quiénes quieren ser de la partida.

Yo en seguida me retiré del juego, porque Juan es muy simpático pero me llega a los hombros y, aunque el año cambió, mi innegociable desinterés por los hombres más bajos que yo sigue intacto. Jose me mira, cierra los ojos y mueve su cabeza de un lado al otro, otra que está fuera de juego. Cuando la miramos a Lau para ver si a ella le gusta, nos damos cuenta que está más fucsia que cuando llegamos y que su mirada está completamente atrapada por el metro sesenta de Juan.

Mientras Lautaro, Jose y yo hablamos de temas varios, Lau nos dice que acompaña a Juan a fumar afuera. Cuando vuelven después de veinte minutos, intentamos deducir si además de fumar hubo alguna situación más interesante pero no logramos darnos cuenta.

Al ratito los chicos se van y mientras nosotras caminamos hasta el hotel, abarrotamos de preguntas a Lau para que nos cuente todo.

— No se, chicas, quedé como flasheada! Me pareció un tierno total. Cuando fuimos afuera solo charlamos e intercambiamos teléfonos para arreglar algo para mañana.

— No chaparon???, -ataca Jose.

— No, y eso me dio más ternura, vieron cómo habla?? Es super caballero!

— Si, parece un pibe muy dulce pero creo que igual a nosotras la tonada uruguaya siempre nos parece más tierna, -acoté sin intención de tirarle abajo su enamoramiento.

Cuando llegamos al hotel no nos podíamos dormir y subimos una sobredosis de stories a instagram de las cuales seguro nos ibamos a arrepentir pronto. Además de cargarla a Lau, con Jose decíamos que no podíamos terminar la noche sin tener, nosotras también, algún potencial candidato. A Lau se le ocurrió que repasemos contacto por contacto de cada una en facebook e instagram a modo de casting virtual.

De los contactos de Jose rescatamos a un primo suyo que vive en Florianopolis pero viaja seguido a Buenos Aires y su médico dermatólogo al cual no está segura si le gustan las mujeres. De los de Lau seleccionamos a dos de su primaria que no ve hace como veinte años y a un compañero de trabajo que se acaba de separar.

Cuando estábamos mirando los míos, Jose me marca a uno y exaltada pregunta:

— Y este bombón????

El bombón es Mariano, un chico que conocí hace varios meses en Happn. Apenas empezamos a hablar nos dimos cuenta que él había trabajado muchos años con mi prima Renata y cuando le comenté a ella me dijo “Ay, si, es un divino! En ese momento estaba casado, pero si se separó salí con él porque es un genio”. Hablamos muchos días seguidos, muuucha onda pero nunca me decía de vernos, hasta que un día le dije si quería que vayamos a tomar algo en la semana, me dijo que sí pero nunca más me habló. Al tiempo me pidió “amistad” en instagram y lo acepté. De vez en cuando pone me gusta en algunas de mis fotos y nada más.

— Quizás tendríamos que volver a Happn para ver si hay más de esos bombones, -propone Jose mientras apaga la luz.

Nos vamos a dormir contentas porque mañana nos espera un día de playa, Lau quizás tiene cita y nosotras, al menos, potenciales candidatos virtuales de variado gusto.

Bajamos a desayunar semi dormidas y con los pelos revueltos. Aprovechamos casi todo lo que estaba a disposición para beber y alimentarse “Así después no necesitamos almorzar”. Aunque las tres sabemos que hay altas probabilidades de que tipo 14 hs estemos comiendo un chivito con papas cada una.

Dejé cargando el celular en la habitación y cuando vuelvo, veo que nuestras stories de instagram de anoche tuvieron mucha repercusión. Hago un repaso rápido entre todos los comentarios que me llegaron por privado y hay uno que acapara completamente mi atención.

— Chicas, miedo total, se acuerdan de Mariano, el que les conté ayer?? Me comentó una story!!! Después de muchos meses sin saber nada de él.

— Me muero, lo llamamos telepáticamente!!! Qué te puso?

“Siempre tan linda y sonriente vos. Cómo estás, Verita?”

— Vamos nenaaaaaaa, este es tu año!

— Qué le contesto?

— Ahora? NADA! Tardó meses en contactarse, ahora que sea él el que espere, -me dice Jose con una seguridad apabullante.

Dejo el celular apagado en el placard de la habitación y partimos a seguir disfrutando de nuestro corto pero intenso oasis vacacional.

Leé la historia anterior aquí
Leé la siguiente historia aquí

Soy Vera y publico esta y otras historias en mi blog El Juego del Paquete. Te invito a leerlo desde el comienzo, aquí.

--

--

Vera Ricerca
El juego del paquete

Soy feliz a pesar de saber que en el mundo hay reptiles, medias sucias y mermelada cítrica. Escribo en el blog El Juego del Paquete. elblogdevera@gmail.com