Escuchar, abrazar y aprender

Vera Ricerca
El juego del paquete
6 min readDec 19, 2018
Imagen de autoría propia

Peor que percibir el desamor es intentar luchar contra su corriente. Atravesar un mar de silencios o frases escuetas con el fin de confirmar lo que ya tenía un cartel con la palabra “rechazo” en luces de neón y nos negábamos a mirarlo.

Con Federico siento que me mojé los pies en ese mar, pero el frío del agua me hizo quedarme en la orilla y darme cuenta que a veces no vale la pena buscar explicaciones. Esta vez la que da un paso al costado soy yo. La que se corre de la mira del desamor soy yo. También hoy soy la que no se queda intentando llamar la atención del que no me elige.

En Argentina son momentos muy movilizadores respecto a reflexiones y cuestionamientos sobre los roles masculinos y femeninos, los vínculos entre ambos, los excesos, los delitos, lo aceptable y lo imperdonable. Todo está bajo la lupa y me parece maravilloso que así sea. Los cambios culturales tan fuertes no pueden ser una brisa fresca que encante a todos. Deben ser un huracán que a cada persona le mueva el piso, poniendo en duda todas sus creencias para luego aferrarse a las esenciales y decantar las que merecen ser modificadas.

Admiro a cada persona capaz de abrir su corazón y su intimidad para contar que tanto uno como el otro fueron vulnerados contra su voluntad. No debe haber exposición más grande, luego de un dolor aún mayor.

Escuchar, abrazar y aprender.

Creo que esas son tres claves para ser parte de este movimiento.

Sufrir violencia o vejaciones debe ser el peor trauma que un ser humano pueda afrontar y me siento afortunada de no haberlo experimentado, de haber vivido rodeada de amor y contención. Pero el vaivén de mi montaña rusa de sentimientos en la que estoy subida en estos días me hace reflexionar sobre la necesidad de repensarME.

RepensarME en mi conexión con mis deseos.

RepensarME en mi vínculo con los hombres.

RepensarME en lo que provoco.

RepensarME en lo que permito.

Repensar no significa modificar todo pero sí darse la oportunidad de dudar sobre lo cotidiano, lo normal, lo que no se cuestiona porque siempre fue de una manera y punto.

RepensarME para ser más yo que nunca.

Cada uno tiene su #NoEsNo personal y de vez en cuando es bueno replantear sus puntos principales, para poder renovar los votos con nosotros mismos.

Tengo en claro lo que quiero pero muchas veces por la aspiración de conseguirlo le doy más oportunidades a situaciones que están resueltas antes de que mi cabeza y mi corazón puedan aceptarlo. Yo no le contesté a Federico su foto desde el dentista y él no me escribió nunca más y me siento increíblemente liviana con eso.

Lo que no sirve (tanto lo que falta como lo que sobra) ocupa un lugar inconmensurable lleno de oscuridad. Poder sacarlo y ocuparlo con un abrazo sentido, una risa incontrolable o un rayo de luz que entra por la ventana es la mejor manera de resignificarlo.

— Carne y capresse te gusta? Cuántas te comés?

Marcelo se asoma a mi oficina a ejercer su rol de encargado de hacer la lista de empanadas que vamos a pedir para almorzar todos juntos.

— Dos y una. No compren postre que yo hice tiramisú, está en la heladera.

Marce sonríe como un nene chiquito, contento por la dulce noticia.

Yeye se asoma atrás de él y me pide que la ayude a bajar la vajilla descartable de la alacena:

— Vos sos alta, Veruch y yo ya no me puedo mover, Indiana me está dejando ancha como globo aerostático.

Me río con ternura. Nunca imaginé ver a Yeye tan enorme y tan feliz. Ser testigo cotidiano de su embarazo y ver cómo se contecta con el creciminto de su panza en lugar de con el crecimiento de las raíces del pelo, me generó una empatía que no había sentido antes hacia ella.

Durante el almuerzo nos dividimos en dos grupos para jugar al Dígalo con mímica. Elo y yo somos las capitanas de cada equipo. Todos gritamos, nos reímos y nos atoramos con empanadas al mismo tiempo. Disfruto mucho de estos momentos en que siento que con mis compañeros formamos una familia. Disfuncional y heterogénea pero familia al fin. Hasta me sorprendo a mi misma tocándole la panza a Yeye. Y más se sorprende Elo, que me mira de reojo y me susurra al oído:

— No te estará picando el bichito de la maternidad a vos, no?

— Si es un bicho lo quiero lejos pero qué se yo amiga, estoy en etapa de replanteos así que no sé qué me deparará el 2019…

Agarra dos vacitos con coca light y me da uno para brindar.

— Por un año lleno de vasos, besos y bonos!

— Eso Elo! Y salud para disfrutarlos!

Nos abrazamos y Yeye nos interrumpe para hacer una selfie las tres. Elo le toca la panza y yo salgo en la foto guiñándole el ojo.

El almuerzo se extiende hasta las 17 hs. Una vez que se rompe la inercia laboral en la oficina, es casi imposible volver atrás. Sumamos a la competencia un karaoke, Pictionary y Palabras prohibidas. Mi tiramisú fue devorado en milésimas de segundo. Marce, que parece empachado de glucosa, me abraza desde atrás y dice:

— Verita, gracias por endulzarnos la vida!

Cuando estoy saliendo del trabajo me llama mi mamá para invitarme a cenar a su casa. Le digo que estoy cansada y que igual en pocos días vamos a vernos casi todos los días con tanto festejo familiar que se aproxima.

Insiste tanto que decido no librar esta batalla y rendirme:

— Ok, qué llevo?

— Nada, con tu presencia alcanza Verita! Vení temprano si querés.

Voy a casa a bañarme y cambiarme. Mientras me saco el maquillaje me agarra una melancolía digna de la época del año, con pensamientos como “Otro fin de año que estás sola”, “Qué embole no tener con quién planear vacaciones” y “Será que el año próximo llegará el amor?” (Ay!-Verita,-seguro-sonaban-violines-de-fondo,-no???).

Me gustaría que en este proceso de repensarME pueda encontrar el mecanismo para verdaderamente enfocarme en todo lo que tengo y no en eso que me falta.

Mi mamá me pregunta por whatsapp si falta mucho para que llegue. Me está poniendo de mal humor su ansiedad pero igual ya estoy tocando el timbre en su puerta. Papá me abre y grita “Verita!!!” de manera extrañamente efusiva y me sugiere que vaya a la cocina a saludar a mi mamá que está preparando la comida.

Le grito desde lejos y no me contesta. Entro a la cocina y ella me espera sonriente y con los brazos abiertos. Me da un abrazo y al oído me pregunta:

— Te gustan las sorpresas, no?

La alejo un poco y la miro extrañada. Desde atrás de mí siento voces que gritan “Sorpresa!!!!!!!!!!!”. Me doy vuelta y están mi hermano y Fermín, que sin darme tiempo a reaccionar me abrazan fuerte y me levantan en el aire. Yo empiezo a llorar, un poco de nervios y otro de emoción. Ellos desde hace meses nos dijeron que no iban a poder venir, que iban a pasar las fiestas en España.

Estoy shockeada y lo único que puedo hacer es mirarlos y tocarles la cara, como tratando de comprobar si es cierto que están acá. Mi mamá le pide a Fermín que lleve las milanesas con puré a la mesa. Mi papá nos abraza a Javi y a mí y mi mamá se suma. Otra vez me cae una lágrima. A este abrazo no le falta ni le sobra nada. Este abrazo es mi hogar. Y que mejor que un hogar así para ser más yo que nunca.

Esta es la última historia del blog de 2018. A partir de enero publicaré historias de amor, desamor y poliamor enviadas por lectores que decidieron abrir su corazón y compartir sus relatos.

Quiero agradecerles profundamente a todas las lectoras y lectores que siguen semana tras semana las historias de mi blog. Es maravilloso sentir la compañía permanente y el interés por lo que cuento. Implica mucha vulnerabilidad exponer la vida privada a través de un medio público, pero con la atención, la calidez y los consejos de mis seguidores, me hacen sentir que estamos más cerca de ser amigos virtuales que desconocidos.

Infinitas gracias por estar, sentir y compartir conmigo!!!

Muchísimas felicidades para el año que comienza. Que los deseos se vuelvan acciones y las acciones se vuelvan motivo de celebración.

Los quiero ❤ ❤ ❤

Vera

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Vera Ricerca
El juego del paquete

Soy feliz a pesar de saber que en el mundo hay reptiles, medias sucias y mermelada cítrica. Escribo en el blog El Juego del Paquete. elblogdevera@gmail.com