La fuerza de la república (Primera parte)

Bussi: De la dictadura a la transición a la democracia, a través de la “Fuerza Republicana” (1983 -1999)

tuQmano
El pago y la rosca

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Buena parte de los análisis sobre el devenir histórico de la cuestión militar en Argentina desde iniciado el proceso de transición se concentran en destacar y evaluar cómo las distintas gestiones dieron impulso, “cajonearon” o dejaron de lado políticas como el control civil sobre las fuerzas armadas, de defensa, o el impulso judicial de causas por crímenes cometidos durante la última dictadura militar.

Rut Diamint , en esta linea, destaca cómo - en el génesis de este proceso de transición- la juridicidad cobró un carácter central como línea de acción para el tratamiento del problema militar. En este sentido sostiene, citando al ex Presidente Alfonsín, que “los Golpes de Estado no deben ser vistos como productos de un comportamiento peculiarmente castrense sino, en todo caso, como expresiones militares de un generalizado comportamiento social signado por aquella caída en la ajuricidad”.

Si hacemos una breve reseña de las medidas implementadas, claro que se destacarían el juicio a las juntas de comandantes que habían gobernado de facto entre 1976 y 1983; pero también la sanción de las leyes de “Obediencia Debida” y “Punto Final”, las cuales son resultado de discusiones de los asesores del presidente Alfonsín con el objetivo de evitar un potencial golpe de estado.

Pero, mientras que Alfonsín y sus asesores habían planteado una estrategia de juzgamiento selectivo a quienes tuvieron responsabilidad en los crímenes de la dictadura “el costo político del proceso judicial no fue calculado correctamente y generó una secuencia penosa: los levantamientos militares contra el gobierno democrático, que llevaron a Alfonsín a impulsar las dos leyes que impedían a la justicia avanzar en la cadena de responsabilidad en el juzgamiento de los militares, de modo que solo se confirmaron las condenas a los jefes máximos de la dictadura

Diamint, Rut. “La historia sin fin: el control civil de los militares en Argentina”, en revista Nueva Sociedad Nº213, enero-febrero de 2008.

Militares y política en la Argentina democrática

La particular forma de transición a la democracia en Argentina fue generando condiciones para que actores que habían estado involucrados en la política de la última dictadura pudieran llevar adelante iniciativas electorales bajo el nuevo marco institucional. Ejemplos de ello son:

MODIN — Aldo Rico

Aldo Rico: protagonista del levantamiento carapintada de 1987, 4 años después logró que su fuerza político-partidaria (el MODIN) lograra el tercer lugar en la Provincia de Buenos Aires;

PARTIDO RENOVADOR SALTEÑO — Roberto Ulloa

Roberto Ulloa: ex gobernador de facto durante la dictadura, se sumó activamente a la política a través del Partido Renovador Salteño con el que se convertiría en el primer ex militar en conquistar un puesto ejecutivo a través del juego electoral;

ACCIÓN CHAQUEÑA — Ruiz Palacios

José Ruiz Palacios: estuvo bajo las órdenes de Harguindeguy en el Ministerio del Interior y luego en la gobernación de Chaco durante la dictadura, y ya en democracia conformara el partido Acción Chaqueña que en 1991 superó al PJ y la UCR local.

BUSSI
El objetivo acá es resaltar la experiencia política (partidaria) de uno de los protagonistas de la dictadura; desde el momento de la transición democrática y a lo largo de los recientemente cumplidos 30 años ininterrumpidos de democracia.

Como los otros casos mencionados, en Tucumán también (y de manera más contundente) se experimento una reaparición del mayor protagonista militar en la nueva democracia. Nacía el bussismo. Esta historia pretende describir desde su emergencia en la competencia electoral, hasta nuestros días, tratando de echar luz sobre los distintos momentos y realidades de este particular fenómeno que, enmarcado en los procesos macro que fueron dando forma a las relaciones cívico militares a nivel nacional, le permitieron al ex gobernador de facto transformarse en uno de iure, y competir (y ganar) bajo reglas democráticas para diversos cargos públicos, hasta que comenzara su declive a partir de 2003.

OPERATIVO INDPENDENCIA: Antonio Domingo Bussi con uniforme de combate

La sanción de las leyes (conocidas luego como “leyes de impunidad” o “leyes del perdón”) son el punto de partida: Antonio Domingo Bussi, quien fuera general del Ejército Argentino; protagonista del Operativo Independencia – cuya misión, ordenada en 1975 por el gobierno constitucional a cargo de María Estela Martínez de Perón, era exterminar a la subversión asentada en el monte tucumano; e interventor de la dictadura a partir de 1976, fue beneficiado por las leyes 23.492 (1986) y 23.521 (1987) que suspendió los procesos judiciales, por un lado, y permitían a quienes “cumplían órdenes de sus superiores” blindarse ante la posibilidad de causas de delitos cometidos durante el auto denominado Proceso de Reorganización Nacional.

Antonio Domingo Bussi y su exitosa “Fuerza Republicana” (hasta 1999)

En una anterior aparición, la entrada inaugural de “el pago y la rosca” sobre el radicalismo tucumano, hicimos una descripción general del sistema de partidos tucumanos desde la transición democrática. Allí se destacaba la transformación del clásico bipartidismo tras la aparición de nuevas fuerzas: Bussi y su partido a partir de 1989 tuvieron central importancia en este proceso.

Datos del Atlas Electoral de Andy Tow: www.andytow.com/atlas
Exequiel Avila Gallo

Bussi había usado el sello de Defensa Provincial Bandera Blanca para las elecciones de gobernador de 1987. Este era un partido conservador provincial nacido en la década de 1930 que, por la abstención del radicalismo luego del golpe a Yrigoyen, logró hacerse de la gobernación. En tiempos de transición a la democracia su liderazgo recayó en el ex diputado conservador popular Exqeuiel Avila Gallo, quien puso la etiqueta partidaria a disposición del ex gobernador de facto.

Las elecciones de 1989 ya vieron a Fuerza Republicana y a Bussi competir con una estructura propia:

En mayo se realizaron las últimas elecciones de diputados y de senadores, ya que posteriormente, reforma de la Constitución provincial mediante, el Poder Legislativo pasó a ser unicameral. De todas formas, en esas elecciones, la composición reflejaría básicamente el mismo patrón del período previo, aunque puede advertirse el inicio de la transferencia de representación de la UCR a FR. Este fenómeno logró que se nivelaran las fuerzas políticas: aunque el PJ contaba con mayoría en diputados, los partidos de la oposición sumaban el 50% de los escaños en el Senado.

En los mismos comicios, el electorado tucumano tenía que decidir quiénes iban a ser los convencionales encargados de reformar la Carta Magna provincial. El partido de Bussi, que en las otras elecciones había demostrado un fuerte crecimiento (6 de los 22 electores tucumanos para la designación de Presidente, 2 diputados nacionales y 9 provinciales) salió victorioso de la contienda consiguiendo la mayoria: logró 8 constituyentes y 70 mil votos más que el Partido Justicialista, a pesar del “efecto arrastre” de los sufragios obtenidos por Carlos Menem en las elecciones presidenciales. Este crecimiento de FR, que lo consagró como la segunda fuerza política de la provincia, se mantuvo hasta 2003.

El crecimiento del bussismo encontró un primer freno: Carlos Saúl Menem. En su “Piloto de tormentas”, Marcos Novaro explica las razones del cambio de la estrategia de Menem respecto de quién ocuparía el Ejecutivo en la provincia de Tucumán: señala que el entonces presidente “había alabado y apoyado a Bussi en 1989 y 1990”, pero la pretensión del ex general de convertir su partido (FR) en una agrupación de alcance nacional (dado que ya contaba con personería jurídica en 15 distritos y representación parlamentaria en 3 de ellos) hizo que fuera excluido de su “Liga de Gobernadores”, la versión contemporánea de la estrategia que usaba el Partido Autonomista Nacional para la construcción de coaliciones presidenciales en la segunda mitad del siglo XIX.

De todas formas, FR siguió en alza. En los comicios legislativos del mismo año, el partido de Bussi duplicó su bancada la cual, junto con la de la UCR, sumaba la mitad de los 40 legisladores que estipulaba la nueva Constitución, explicado por el estrecho margen con el que Ortega había conseguido la victoria.

En efecto, Bussi llegó al Poder Ejecutivo de la provincia de Tucumán tras las elecciones de 1995, en los cuales el PJ fue derrotado por única vez en el período 1983–2011.

1999

Cuatro años más tarde, y dado que la Constitución que los mismos bussistas habían promulgado a piacere prohibía la reelección, Fuerza Republicana presentó como candidato a gobernador al hijo de Bussi, Ricardo. Los comicios fueron extremadamente reñidos: ganó el PJ por menos del 1% de los sufragios (4215 votos de diferencia), lo que despertó sospechas y denuncias sobre el proceso de escrutinio. Al finalizar el día de las elecciones (6 de junio 1999), los resultados que circulaban daban como ganador a Bussi:

Las encuestadoras que medían el boca de urna, IBOPE y Nahuz, decían, al momento del cierre de las mesas, que la diferencia entre Ricardo Bussi y Julio Miranda era del 37% al 29%, y del 39,8% al 30%, respectivamente (La Gaceta, 08/06/1995).

Salvo La Gaceta de Tucumán, toda la prensa escrita de la mañana siguiente sostuvo que Bussi hijo había sido electo. Durante la noche del domingo se festejó la victoria en el bastión de Fuerza Republicana, pero a medida que avanzaban las horas la celebración fue cambiando de sede y se concentró en la del PJ. A los pocos días, se anunciaba oficialmente que Julio Miranda (PJ) había sido electo gobernador.

7 de junio de 1999: “Tucumán: Continuará gobernando el bussismo” (La Nación),“Bussi ganó en Tucumán” (Clarín), “Por qué los tucumanos votaron a Bussi” (Página 12). “Bussi y Miranda festejaban a la madrugada con cifras provisorias” (La Gaceta).

Este primer golpe del año para el bussismo sería rematado tras las elecciones nacionales. Como veremos en una segunda parte, la elección de Antonio Bussi como Diputado Nacional ese mismo año tendría un desenlace que marcó la nueva tendencia y destinos de él y de su partido.

Si, como decíamos al comienzo, las “leyes de impunidad” generaron la condición de posibilidad de Bussi de reinventarse (y ser exitoso) en democracia, lo que le siguió fue una reversión al alfonsinismo originario (SEGUNDA PARTE).

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El pago y la rosca

Politólogo. Nacido en Freiburg im Breisgaü. Criado como tuQmano. Educado como porteño. 4 años de chilango. De regreso. www.tuqmano.com