El Gatopardo
Las ciencias políticas caracterizan con la lógica del gatopardo a esas revoluciones donde se “cambia todo para que nada cambie”
La lógica del Gatopardo
Internet ha creado espacios que potencian el empoderamiento ciudadano. Por eso se puede pensar que Internet es un avance hacia sociedades más justas y democráticas. Pero también se puede pensar que estos espacios responden a la lógica del gatopardo, el hecho o procedimiento de “cambiar algo para que nada cambie”, que tiene su origen en la paradoja expuesta en la novela El gatopardo, del escritor italiano Giuseppe Tomasi di Lampedusa (1896–1957). La cita original expresa la siguiente contradicción aparente:
-“Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie”.
-“¿Y ahora qué sucederá? ¡Bah! Tratativas pespunteadas de tiroteos inocuos, y, después, todo será igual pese a que todo habrá cambiado”.
-“…una de esas batallas que se libran para que todo siga como está”.
El Gatopardo en España y Egipto
La lógica de gatopardo empezó a sosegar el ímpetu inicial que tuvo Internet como plataforma de cambios sociales. España lo demuestra. En este reino las masivas marchas anti monarquía lograron hacer abdicar al Rey, sólo para que su hijo lo suceda y el parlamento apruebe una ley que impida juzgar al Rey saliente de forma ordinaria.
Egipto es quizá el ejemplo más paradigmático. Este país parece ser la muestra una utopía hecha realidad: los ciudadanos de un régimen opresor alzaron al unísono su voz y lograron deponer al poder establecido por casi tres décadas de Hosni Mubarak. En elecciones democráticas resultó electo presidente Mohamed Morsi, que se esforzó por mantener el stato quo. Su gobierno no duro mucho, tras un golpe de estado y unas elecciones fraudulentas Abdul Fatah al-Sisi, quién derrocó a Morsi y fue parte importante del aparato represor de la dictadura depuesta, es el presidente electo.
Utopía y gatopardo
Si Internet efectivamente potencia el poder ciudadano o si responde a la lógica del gatopardo controlada por los poderes establecidos, depende de cómo los ciudadanos y los poderes establecidos la utilicen. Esto que parece obvio no lo es, porque con Internet se ha generado una utopía tecnológica que plantea que el simple hecho de tener acceso es suficiente para tener mejores democracias. Esta idea, falsa, les puede resultar útil a quienes aplican la lógica del gatopardo. Ellos pueden decir que mejoran la democracia al mejorar el acceso, pero solo ocurren cambios superficiales. Nada cambia en realidad.
Para aumentar su poder los ciudadanos tienen que ser conscientes de las formas de fomentar el empoderamiento ciudadano, así como conocer las formas de control sobre Internet. De esta manera se pueden construir espacios de mayor poder ciudadano y frenar los anticuerpos que los poderes establecidos generan a los cambios. Los ciudadanos tenemos que estar atentos para evitar que todo cambie sin cambiar nada.
