Has cruzado el manglar con los charlies pisándote los talones. Has intentado con éxito que no se mojaran la brújula ni la carta topográfica. El walkie te devuelve la voz de tu sargento diciéndote “dame tus coordenadas”.
Ni falta que le hacía.
Tu amama se puso supercontenta cuando le dijiste que ibas a estudiar para ser bióloga, y te empezó a contar historias de aquel…