Una educación para la creatividad

Arthur Parra
La búsqueda del ser humano del futuro
4 min readSep 25, 2019

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La creatividad es una palabra sobre utilizada en nuestro presente. El boom tecnológico que nos ha legado avances como la televisión, el teléfono, los ordenadores, los celulares y la Internet; también nos proyecta como sujetos innovadores: genios creativos que descubren, inventan y posibilitan nuevos horizontes en la existencia humana. Aún así, algunas sociedades parecen suspendidas en periodos históricos incapaces de soportar, construir y promover el surgimiento de nuevas estructuras sociales conformadas por estos genios creativos.

El avance tecnológico no sólo es esperanzador; en él subyace una sociedad cruel en la que prima el interés personal, la explotación y la iniquidad. Esto se evidencia en el trato desconsiderado hacia el medio ambiente, los animales, las comunidades ancestrales y los desfavorecidos. Como en la creciente brecha de desigualdad que se nutre de empresas despersonalizadas en las que prima el lucro y el abaratamiento de costos sobre el bienestar de las comunidades que llegan a afectar.

A pesar de las múltiples ventajas que nos ha otorgado la sociedad industrial: facilidad en la satisfacción de nuestras necesidades básicas y no tan básicas (comida, vivienda, salud, entretenimiento, transporte, trabajo, etc.); libre acceso al conocimiento y la información (Aunque no es libre en el 100% de los casos no se puede negar que hay un avance respecto al medioevo); conexión gratuita a medios de comunicación; acceso a servicios de transporte jamás soñados; etc. El ser humano es incapaz de asumirse para solucionar estas problemáticas.

Muchos ciudadanos crecen indiferentes hacia las problemáticas de nuestro presente. Pocos se abruman frente a las catástrofes ambientales, los fiascos de la corrupción, los continuos suicidios, los niños muertos por desnutrición o cómo una extinción masiva de la especie parece inevitable.

Mientras algunos se preocupan por formular nuevas opciones energéticas o promover una mayor conciencia ética y ambiental. La mayoría de la población está sumergida en banalidades como el lanzamiento del nuevo Iphone, las producciones de los artistas de moda, ver el siguiente capítulo de la serie equis o en probar los platos gastronómicos en tendencia.

Vivimos en indiferencia porque es más fácil pensar en el fin del mundo que en el fin del capitalismo, como menciona Jorge Alemán. El universo cinematográfico está impregnado de series y películas cuya trama gira al rededor de algún tipo de apocalipsis. Las distopías, en ese sentido, se unificaron en nuestra metanarrativa, ya no estamos dispuestos a pensar un paraíso en la tierra, preferimos fantasear sobre el fin del mundo.

¿Cómo encontramos soluciones?

La resolución de problemas y la formulación de preguntas adecuadas son habilidades que surgen de personas creativas. En ese sentido, la educación, siendo el campo que puede funcionar desde la utopía sin la necesidad del uso de la fuerza, implica en sí misma la generación de sujetos educados para asumir esta responsabilidad. Por ello, debe partir de algunos principios o ejes que la estructuran con tal fin:

  1. Autonomía, diversidad y respeto: Una constante en nuestra era, y tal vez un error replicado durante toda la historia de la humanidad, es la tendencia a desprestigiar las capacidades de una persona por que cumple o no cumple con un estereotipo. Olvidamos muchas veces que una persona en su autodeterminación representa un sin fin de posibilidades y que al sabotear la identidad de una persona no permitimos su libre desarrollo. Por ello, debemos educar en la autonomía que acepta la diversidad desde el respeto al otro.
  2. Conocimiento para la formulación y la resolución de problemas: El mundo científico aparece, para muchos, como un universo incomprensible que existe en otra dimensión de la realidad humana. Como consecuencia muchas personas se alejan de su yo científico y se remiten a ser simples usuarios. El acceso a la información en la actualidad nos permite acercarnos a ser investigadores de nuestra cotidianidad, sólo debemos aprender a formular las preguntas adecuadas y buscar las soluciones más plausibles para nuestro presente, no para problemas de astro física, sino para nuestro día a día.
  3. Espiritualidad sobre religión: En el ambiente intelectual apelar a la religión como argumento resulta en muchos casos digno de abucheos, lo mismo sucede cuando se argumenta desde la ciencia para desprestigiar la religión; pero cuando se habla en estos términos se ignora la espiritualidad y cómo ésta está a la base de todos los seres humanos. Existen espiritualidades sanas e insanas y la búsqueda de una espiritualidad sana que pueda enseñarse y asumirse por los docentes es una deuda del sistema educativo.
  4. Sentido comunitario: En la bibliografía popular, incluidas producciones audiovisuales, se antepone el sentido egoísta y la búsqueda del interés propio. Además sobrevive la idea del héroe solitario. Por ello tendemos a creer que todo lo que hacemos es sólo y únicamente para aquel que lo realiza. Olvidamos que al participar de una comunidad nuestras acciones están mediadas por la misma y que la conciencia individual, de una problemática o la solución a la misma, debe volverse colectiva.
  5. Sentido creativo y productivo: Crear nuevos horizontes y perspectivas es el deber educativo, no replicar el mismo proceso y el mismo tipo de mentes, si no promover espacios de creación, discusión y difusión de producciones, sean del contenido que sean.
  6. Conciencia ambiental

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Arthur Parra
La búsqueda del ser humano del futuro

Un extraña histeria, reconocida popularmente como inspiración, suele abatir mi existencia. Hacer música, dibujar y escribir son el producto de esta posesión.