espacios que construyen el aula

pfc 01: Una unidad básica

El primer ejercicio

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Historia de un proyecto
4 min readNov 23, 2013

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Esta es la primera parte, la historia empieza aquí

El primer ejercicio que desarrollamos fue pensar cómo debería ser un aula, cambiando la palabra “aula” por “unidad básica”, para eliminar prejuicios en torno al concepto de espacio de tantos metros, con tal espacio adyacente, con grifo, superficies blandas… Nos animaron a pensar en el aula olvidando que forma parte de un conjunto mayor.

Mi propuesta, que recogía ciertas obsesiones alrededor de Aldo van Eyck, las distintas escalas, los lugares privados y comunes; y que nacía en unos dibujos de la escuela Montessori de Herman Hetzberger; se basa desde el principio en generar un sistema de agrupación casi libre. La idea era conseguir, con los mismos elementos, pero disponiéndolos de manera distinta, aulas que pudieran concatenarse de manera distinta. Del mismo modo que las piezas del aula protegían el patio privado; las aulas en conjunto giraban también en torno a otro espacio común, de mayor escala; que también protegían. El aula se construía con unos espacios rígidos, con programa determinado, alrededor de un espacio más flexible para desarrollar el resto de actividades; y que siempre tenía una conexión con el patio. Presenté una maqueta en la que simplemente formalizaba esos “trozos” rígidos de programa (aseo, descanso, y almacenamiento), y mediante unas piezas lineales, cubría ese lugar flexible entre los rígidos, de varias formas distintas. Añadí además unos muebles recortables de un juego diseñado por los Eames (“Modern House”), que a mi siempre me han recordado a los Smithson, otros arquitectos que me obsesionaban, y de los que reuní para ese día (pero no enseñé) varios dibujos y plantas. El sistema, en principio abierto, trabajaba con una jerarquía algo distinta a la de un “pasillo con aulas”, y se caracterizaba por una concatenación de espacios, una jerarquía en “árbol”.

Recordaban los dibujos esquemáticos a otro dibujo, bien conocido, titulado “The Tree of Life”. En este punto me obligué a visitar, de nuevo, las imágenes de mismo nombre de Terence Malick, que volvieron a parecerme maravillosas, pero en las que además encontré la visión del niño, y su movimiento y crecimiento. Esto sería anecdótico si no fuera por la idea de “evolución”, muy ligada a la “adaptación”, que no es más que “transformación”.

Me parecía que los Smithson y Aldo van Eyck habían trabajado con unas ideas similares, y creí que era la manera perfecta de ordenar, porque permitía evitar un elemento que llevo un tiempo tratando de eliminar de mis proyectos: el “pasillo” como elemento que únicamente te lleva de un sitio a otro. Además, creo que es un sistema muy bueno a la hora de adaptarse a un lugar existente, y lo veo casi sin sentido utilizado en lugares con pocos condicionantes. Me ayudaba, en el dibujo de la agrupación que realicé, a situar las piezas de aulas en los lugares adecuados para recibir luz (entre unos edificios ficticios), sin perder por ello el orden, por tratarse de un orden muy flexible. Era evidente que debía ser así, que los elementos del entorno debían mandar sobre un orden virtual (geométrico y racional) que a priori era el que funcionaba para una escuela de nuestras características. Simplemente mediante el aula, o mejor aún, mediante los elementos que la componían; y utilizando unas leyes que las relacionaban entre sí (se tocan o no, giran en torno al mismo lugar, etc), aparecían múltiples combinaciones de escuela, todas ellas válidas y que mantenían la idea de la concatenación de espacios, y de los lugares de distintas escalas, terminando en el aula como elemento más pequeño. Añadiría aquí una idea con la que ha trabajado durante años el estudio Mansilla+Tuñón y que se hace evidente en el MUSAC. Cuentan que definiendo unas reglas que relacionan unos elementos con otros, puedes saber exactamente qué va a haber al lado de un elemento, y qué geometría va a tener; pero nunca se conoce el perímetro exterior, hasta que se dibuja una solución que satisface todo el resto de exigencias (que no son geométricas, sino programáticas, o de emplazamiento). Inventan un sistema que también tiene una gran posibilidad de adaptación. Digo añadiría, porque en ese momento aún no conocía (desgraciadamente) este proyecto.

Faltaría añadir que esos elementos “rígidos”, que eran tres, se construían y materializaban teniendo en cuenta cómo entraba la luz en cada uno de ellos; y la doble escala de los que van a usar el edificio: el profesor que ve por encima de los objetos, y que se asegura una visión completa del aula, incluso del espacio exterior, en todo momento; y el alumno, que se enuentra en un espacio con límites físicos, mucho más adecuado a su dimensión; que le permite ir descubriendo los espacios uno a uno.

Con esas reglas básicas que permitían la agrupación de elementos, e intersectándolas con las condiciones del lugar concreto que más adelante elegiría; debía cristalizar un proyecto concreto, que era rígido en conjunto, porque dependía de muchas cosas y no se podía mover; pero flexible en sus espacios, porque se podían usar de distintas maneras, ya que estaban definidos por límites. Esto es importante, porque ahí nace mi proyecto, o al menos en parte, y las reglas que definí en ese momento se han mantenido (o intentado mantener) durante todo el proceso. Era un aula que permitía su aplicación a muchos lugares, y la maqueta no era más que una materialización de entre inifinitas, de cómo podían ser esos lugares. A partir de ahí, había que decidirse por un emplazamiento.

Información relacionada: Maqueta del aula

La historia sigue aquí: 02_Lo Bueno se contagia

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Historia de un proyecto

Le gusta el silencio que se esconde entre las notas del piano más dulce, el blanco y negro de la fotografía de época y el cinemascope de las películas antiguas.