El enamoramiento

Jonathan Martell
Jonathan Martell
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3 min readMay 9, 2024

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Barranco, Lima. Enero 2024.

“Déjate de raciocinios, de Plotino y de Platón. Amar es un acto. Yo te llevo al amor y no te lo explico. No te fatigues en pensar. Ama”.

Emilia Pardo Bazán, novelista español.

¿Cuántas veces te has encontrado suspirando al final de una película romántica, deseando vivir un amor tan épico y apasionado como el de los actores principales? Desde “The Notebook” hasta “500 Days of Summer”, las películas tienen una forma interesante de comunicar el encanto del enamoramiento, presentándonos historias donde todo es perfecto, los conflictos se resuelven con un beso bajo la lluvia y el amor siempre triunfa. Pero, ¿qué tan cercano es este ideal romántico a la realidad?

¿Te has enamorado?

Piénsalo por un momento. En el cine, el enamoramiento se muestra como un torbellino de emociones intensas y momentos perfectos que parecen llevar a los protagonistas a un destino inevitablemente feliz. La música de fondo surge en el momento justo, y las miradas entre los enamorados prometen eternidad. Uno suspira y se ilusiona. Pero fuera de la pantalla, en el mundo real, ¿es siempre así cómo se desarrolla el amor?, es más ¿qué es el amor?

Te has puesto a pensar en cómo estas situaciones pueden influir en nuestras expectativas sobre el amor y las relaciones. ¿Cuántas veces, dejándonos llevar por estas historias, esperamos que nuestras propias relaciones sean libres de conflictos y malentendidos, o que el romance esté siempre presente como en una cita perfecta planeada por un guionista? ¿Sería genial cierto?

Muchas veces he dejado todo para irme corriendo detrás de alguna enamorada, a pedirle perdón, a arreglar las cosas solo por el hecho de estar bien, por dejarme llevar por lo bonito de lo romántico, por recordar alguna película. Pero, ¿realmente resolvía el problema?

En la vida real, el enamoramiento también tiene sus momentos mágicos, pero también viene acompañado de desafíos y situaciones que requieren más que un regalo de flores o un diálogo coqueto para ser resueltos. He escuchado que las relaciones duraderas se construyen con comunicación, compromiso y, lo más importante, aceptación de que tanto uno mismo como la pareja son seres humanos imperfectos.

Además, mientras que en las películas el clímax suele resolver todos los conflictos, en la vida real, el enamoramiento es solo el principio. Es el inicio de un viaje que puede ser maravilloso, pero que requiere trabajo y dedicación. ¿Estamos dispuestos a poner tanto esfuerzo como los personajes de nuestras películas favoritas?

Por otro lado, no se puede negar el poder inspirador del cine. Estas historias nos motivan a buscar y valorar el amor, a no tener miedo de expresar nuestros sentimientos y a perseguir relaciones que nos hagan sentir vivos. A solo hacerlo, incluso sin pensar. Entonces, ¿podría ser que, aunque las películas no representen completamente la realidad, sí capturan la esencia de lo que todos deseamos experimentar?

Quizás el verdadero encanto de las películas románticas se encuentra en su capacidad para recordarnos lo hermoso que puede ser enamorarse, aún cuando la realidad sea más complicada. Nos invitan a soñar y a veces, ¿no es lo que necesitamos para dar el primer paso hacia el amor en nuestra propia vida?

Entonces quizás deberíamos preguntarnos: ¿qué aspectos del amor en el cine quisiera experimentar en la realidad? Y más importante aún, ¿cómo podemos crear una historia de amor que, aunque no perfecta, sea verdaderamente nuestra y satisfactoria? Aquella que nos saque sonrisas y fuerzas cuando más lo necesitamos.

Así que la próxima vez que veas una película romántica, disfrútala, sueña un poco, pero también piensa en cómo puedes hacer que tu propia relación sea tan emocionante y enriquecedora como la ficción. Porque al final del día, el mejor romance es el que construimos y vivimos nosotros mismos.

“La vida no merece que uno se preocupe tanto”.

Marie Curie, física y química polaco-francesa.

Publico nuevas historias, todos los miércoles y domingos. Léelas aquí.

¡Que tengas un buen día!

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