Estudiando una maestría (II)

Jonathan Martell
Jonathan Martell
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5 min readJan 9, 2023
Fin de la maestría. RCA, Londres – junio 2019.

“No soy la misma después de haber visto brillar la luna al otro lado del mundo”.

Mary Anne Radmacher, autora estadounidense.

Lee la primera parte aquí.

De pronto, veía las cosas de manera diferente. Aquel lugar, Royal College of Art, había cambiado mi manera de ver el mundo en solo dos años. El Jonathan del 2017 era muy diferente al Jonathan del 2019.

¿Por qué?

Vista de RCA. Londres, octubre 2017.

El inicio

En septiembre del 2017, comencé a estudiar una maestría en Diseño de Servicios, Service Design. Aquel que consistiría en aplicar métodos de diseño centrados en el ser humano, a sistemas complejos para crear servicios funcionales y visionarios que mejoren y transformen las experiencias y los resultados humanos, según la definición de la misma universidad.

¿Era para mí? Estaba claro que sí. Ese grado de libertad, experimentación, creatividad y de imaginar que todo era posible, se complementaba muy bien con mi background de ingeniero informático.

Primer día de clases en RCA. Londres, octubre 2017.

Tanto pronto comenzó el ciclo en la maestría, estuve expuesto a diferentes tipos de pensamientos. Había un fotógrafo de San Francisco, una bióloga de Stanford, una ingeniera de sistemas de Korea, una economista de London School of Economics, un ingeniero mecatrónico de Imperial College, un administrador de República Checa, diseñadores de Italia, Chile, India, Tailandia, Suiza, Singapur, China, EEUU y del mismo UK.

Una fascinante mezcla de mentes que, naturalmente, inspiraban de mil maneras. Desde conversaciones sobre el futuro de la humanidad — en medio de pintas que iban y venían en el bar de la universidad — hasta cuestionarnos la manera en que aproximábamos los proyectos de turno.

Presentaciones de Service Design. Londres, noviembre 2017.

Era simplemente maravilloso: luego de nadar en Imperial College durante la mañana, iba al estudio, saludaba y conversaba con los que me encontraba ahí trabajando. Parábamos casi todo el día en el estudio, imaginando cómo podríamos ayudar a las personas a mejorar su salud mental con la data, a reimaginar el futuro de la hostelería, a crear organizaciones sociales sostenibles en el tiempo o a apoyar a los estudiantes que llegaran a la ciudad, a sentirse mentalmente mejor.

Estudio de Service Design. Londres, noviembre 2017.

Siempre, el propósito era crear una mejor sociedad, de impactar positivamente, de soñar, de crear la mejor solución posible. De diseñar el futuro que todos queríamos. La pasión que le ponía cada persona de la universidad era impresionante. Realmente admiraba a cada una de las personas con las que pude compartir un proyecto y con las que solo conversaba.

Cada uno era especialista en algún tema. No siempre era evidente y había que escarbar en algunos casos pero cuando lo encontrabas, simplemente era maravilloso. Era el origen de toda esa pasión que luego era manifestada en algo tangible.

Bienvenida de 2do a 1er año. Octubre 2017.

Por esa razón, me encantaba ir de mesa en mesa y hablar con las personas, describir sus historias, conocer sus problemas y dar mi punto de vista cada vez que podía.

Hablar, compartir, experimentar, fallar, reflexionar y volver otra vez. Situaciones que repetimos por dos años.

El cambio

¿Cómo no cambiar la manera de ver el mundo cuando te expones a tanta variedad de pensamientos? cuando las experiencias nuevas se generan cada día de manera natural. Cuando desafían tu manera de pensar y hasta ya no sabes lo que es correcto o no. Y, en esa diversidad, es donde uno cambia, evoluciona y ya nada vuelve a ser igual.

No, ya nada vuelve a ser igual. Las conversaciones del pasado, las fiestas, las amistades, los objetivos y los logros quedan solo como un recuerdo pero que no necesariamente se alinean con la nueva creación, con la nueva manera de pensar, con la nueva personalidad, con el nuevo yo. Y ese acto, inevitablemente, crea nuevos objetivos y pensamientos a futuro, que muchas veces puede alejar a las personas que piensan diferente.

Ya nada es igual. Y es algo que no todos comprenden. Y es algo que me pasó. El volver a la vida que había tenido antes de llegar a la maestría, era imposible. No me lo podía permitir.

Y es por esa razón que diseñé mi vida para seguir en esa constante inspiración. Aquella que, realmente siento, necesita seguir explorando mucho más. Este 2023, será un año de cambios y de continuar el plan del 2019, el cual construí tan pronto terminé la maestría.

Con el covid ya más estable, ha llegado el momento de continuar. Estuvo lleno de bastante aprendizaje pero es tiempo de seguir caminando, esta vez, por lugares menos explorados.

¿La maestría me cambió la vida? Claro que sí y recomiendo vivir afuera un buen tiempo. ¿Fue fácil? Para nada pero ese detalle quedará para un siguiente artículo.

Continuará…

“Dentro de veinte años estarás más decepcionado por las cosas que no hiciste que por las que hiciste.”

H. Jackson Brown, Jr. autor estadounidense.

¡Que tengas un buen día!

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