Explorando: Bangkok

Jonathan Martell
Jonathan Martell
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7 min readJan 22, 2024
Vista de IconSiam, Bangkok. Enero 2023.

“La vida comienza cuando todavía somos demasiado jóvenes para comprenderla”.

Natalia Ginzburg, autora italiana.

Hace un año, estaba a punto de comenzar uno de los viajes más increíbles que he vivido.

Avión de Tokio hacia mi destino final. Enero 2023.

No fue un viaje fácil. Primero tuve que viajar a Miami, luego a Los Ángeles, para después dirigirme a San Francisco. Desde ahí viajé a Tokio para partir finalmente partir hacia mi destino final. ¿Cuál era esa ciudad? Era aquella que conocemos por sus playas, por sus experiencias culturales, por su arquitectura, por el budismo, por su comida callejera pero también por las posibles locuras tomadas de la película “Hangover”. Sí, Bangkok en Tailandia.

Algo me llamaba la atención, algo que me impulsaba a ir a Bangkok, a Tailandia.Estaba emocionado de experimentar algo totalmente distinto. Por fin ya me tocaba estar ahí después de haber soñado tantos años con visitarla.

Lo que me llamaba la atención era todo: el budismo, el estar en Asia, la ciudad de contrastes entre tranquilidad y locura, y también el avance tecnológico. Era prometedor, y considerando que el costo de vida era similar al de Perú, todo se alineaba para que yo comenzara a vivir esa experiencia. La diferencia de 12 horas era un incentivo adicional, ¡wow! 12 horas de diferencia, bastante, ¿no? Sobre todo si iba a trabajar remoto en Perú y no de vacaciones.

Llegada a Bangkok.

Llegué con mucho entusiasmo, prácticamente me despedía de mi familia con bastante efusividad porque no sabía si volvería o qué podría pasar.

En retrospectiva, creo que el solo el hecho de no saber qué iba a pasar, es lo que me encantaba. ¿Y saben? Es una de las mejores sensaciones que uno puede experimentar, el saber que tu vida no está planificada, el no saber a dónde te va a llevar. Por lo menos a mí me encanta.

Mi primera vista al bajar del tren.

Ya en Bangkok, me sentí vivo, recuperé esa energía que sentí haber perdido de alguna manera en Lima, mi ciudad. No tengo nada en contra de Lima, pero siento que cuando uno pasa mucho tiempo en un lugar, muchas cosas se vuelven cotidianas, aunque uno intente cambiarlas. Con la pandemia, no había viajado mucho al extranjero. Por esa razón, el llegar a Bangkok fue como un grito de alivio, una salida, un camino que me permitía volver a soñar, a imaginar y a sentir sin saber qué sucedería.

Inicialmente mi plan era quedarme tres meses, pero realmente no lo sabía. Fui sin comprar pasajes de vuelta. Sabía que volvería pero no exactamente cuándo. Quería experimentar para saber si luego me quedaría más tiempo o no. Y fue mágico, no puedo expresarlo de otra manera.

Con Puff visitando la ciudad.

A mi llegada, mi amiga de la maestría Puff me recogió. Fuimos a comer, y me alojé en su casa de tres pisos, que era un coworking solo para mí, algo por lo que estoy eternamente agradecido con ella.

Ya en la calle, el solo escuchar las voces de las personas mientras caminaba era increíble. Aunque había vivido en el extranjero en una ciudad como Londres con personas de diferentes ciudades por dos años, esta experiencia era totalmente diferente. El idioma natal de esas personas no era el inglés, sino el tailandés, lo que suponía un desafío en cuanto a la comunicación.

Benjakitti Park.

Bangkok me sorprendió con sus grandes edificios, tecnología avanzada y enormes centros comerciales. Caminar por sus parques gigantescos y bien cuidados, moverte en tren, subterráneo, bus o, incluso bote. Todo era fácil y barato.

En bote.
En el bus.
En el metro.

Su desarrollo me dejó realmente asombrado. Comparado con Perú, nos lleva muchos años en términos de infraestructura, desarrollo tecnológico y respeto por las demás personas. Incluso los primeros días, por momentos, estaba desilusionado al pensar que mi ciudad tenía tanto por avanzar, tanto por hacer y no ver algo de esperanza en un cambio cercano.

Lumphini.

Escribiendo este artículo, vuelvo a sentir esa misma sensación, me pregunto, “¿por qué estamos tan atrasados en mi país?” Pero no quiero desviar la atención de Bangkok, esta increíble ciudad llena de luces, donde uno puede caminar por las calles durante la noche y encontrar infinitas actividades y tanta generosidad en las personas.

Fue mágico. No puedo expresarlo de otra manera.

Benchasiri Park

El explorar creo que esa es la clave. Ir a una ciudad y explorar, básicamente te alimenta el alma. No sabes a dónde vas a ir, si te puede pasar algo o no, quizás conocer otras personas y que tengan pensamientos similares o diferentes.

River City.
Centro Comercial Iconsiam.

Es magia pura. Incluso explorando Bangkok, personas me comentaban que no sabían que habían tantas actividades en la ciudad. Yo les decía que sí, que lo importante era buscarlos. Pero claro, de repente para ellos también era cotidiano y cayeron como yo en Lima en hacer solo cierto tipo de actividades.

Templo hindú a las afueras de centro comercial centralwOrld.

La música en la calle, los fuegos artificiales, la comida callejera llena de proteína en cada estación. Incluso el olor de las calles me despertaban nuevas sensaciones.

Comida callejera en Patpong Night Market.

Disfrutaba ir a un parque, echarme y ponerme a leer mientras veía los animales y tenía naturaleza.

Leyendo en Lumphini Park.

Comprar agua saborizada con vitaminas o un batido de leche sin lactosa con proteína eran actividades que repetía a diario.

Botella con agua saborizada y con vitaminas.

Ver a las personas cargar sus celulares en la calle sin miedo a que les roben. Nunca me sentí inseguro en la ciudad. Quizás una vez que caminé por una calle oscura y me topé con un grupo de chicos. Al llegar me saludaron con entusiasmo. No estaba en latinoamérica, estaba en Asia.

Caminar por los centros comerciales podía llevarte horas. Muchas actividades de entretenimiento.

Lumphini Park.

Solo me quedaba observando a las personas mientras me movía en el transporte público. Las primeras semanas utilicé el bus pero luego solo me desplacé en subterráneo para llegar más rápido. Observar y seguir observando. No paraba. Me gustaba analizar el comportamiento de las personas e intentar comprender por qué actuaban de tal manera.

Lumphini.

Disfrutaba solo caminar y ver a dónde me llevaba el día. En la noche llegaba cansado a mi casa pero, a la vez revitalizado, estaba vivo. Esa energía que me permitía trabajar entre 9pm y 2am.

Al día siguiente trabajar una hora y volver a salir y a recargarme de energías.

¿Qué más le puedes pedir a una ciudad?

Explorar y explorar es lo que realmente alimenta el alma, es lo que te saca sonrisas, es lo que hace que cuando te acuestas en la noche y recuerdes lo vivido, sonrías y pienses, ‘esto es magia pura, esto es vida’. ¿No lo crees?

Bangkok, me enseñaste tantas cosas. Te recuerdo y suspiro porque me cambiaste en muchos aspectos. Tengo historias increíbles que pronto contaré. Algunas otras ya las conté aquí o aquí.

Bangkok, la ciudad que generó nuevos pensamientos en mí, que me hizo soñar, que me hizo ilusionar, que me cambió, que despertó mi alma y que sacó mi mejor versión.

Antes de irme, me pregunto cuál será la siguiente ciudad que logre. Tengo algunas en mente que debo visitar pronto: Roma y Berlín están en mi lista, al igual que un regreso a Londres. Pero claro, tengo otras en mente como Barcelona, París. La idea es estar por lo menos 3 semanas si no es un mes en cada una. No puedo olvidarme de Seúl, Tokio y quizás alguna ciudad de China. En Sudamérica aún tengo pendiente Medellín, Ciudad de México y ahora me animan a probar Río de Janeiro.

Necesito explorar todas estas ciudades antes de tomar una gran decisión. Por ahora, hasta pronto.

Publico nuevas historias, todos los miércoles y domingos. Léelas aquí.

¡Que tengas un buen día!

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