Incomunicado (I)

Jonathan Martell
Jonathan Martell
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3 min readAug 21, 2023

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Namora, Cajamarca. Julio 2023.

“Caminamos a través de nosotros mismos, encontrando ladrones, fantasmas, gigantes, ancianos, jóvenes, esposas, viudas, hermanos enamorados. Pero siempre encontrándonos a nosotros mismos”.

James Joyce, novelista irlandés.

Hace unas semanas decidí embarcarme en una aventura. Iba a desaparecer. Aquí mi experiencia:

Día 0

Era un domingo, tras las celebraciones patrias en Perú, me dispuse a desconectar por completo. Había reservado una cabaña a través de Airbnb unos días antes. La ubicación era a una hora del centro, con varias hectáreas de terreno para caminar. ¿La mejor parte? Estaría completamente solo.

Tuve que abastecerme de comida para toda la semana: pollo, bistec, latas de atún, verduras y una variada selección de frutas. Ah, y por supuesto, los indispensables huevos y vitaminas que nunca faltan en mi desayuno.

Pedí un taxi para llevar las tres bolsas grandes de comida más mi mochila. Se me complicaba tomar el colectivo que era ocho veces más barato pero lo importante era llegar.

Alrededor de las 2 de la tarde, llegué al lugar. El dueño me llamó, preocupado por mi tardanza. Aunque le había mencionado que llegaría alrededor de la 1 de la tarde, no confirmé la hora exacta, prefiriendo tomarme un tiempo extra para organizarme.

Felizmente, eran una pareja de esposos mayores, con una energía cálida y muy amables. Me dieron todas las instrucciones necesarias y la llave de la cabaña.

Me ayudaron a llevar mis bolsas hasta la cabaña, se despidieron y quedé en un estado de emoción y expectación.

Minutos antes de mi llegada, decidí que no escribiría, no leería y no realizaría ninguna actividad productiva durante mi estancia. ¿La razón? Básicamente, buscaba obtener una lección de esta experiencia. No se trataba de unas simples vacaciones ni de descansar únicamente. Mi objetivo era aprender.

Además, si me hubiera limitado a solo descansar, probablemente habría vuelto al día a día menos motivado. En cambio, al invertir mi tiempo en restringir ciertas comodidades, estaría en camino a aprender y a regresar a mi realidad con una motivación renovada. ¿Tiene sentido, verdad?

Decidí tomar mi laptop y publicar mi artículo del día antes de mi partida. Sin embargo, la conexión a Internet no me favoreció, estaba demasiado lenta. Luego recordé que hace un año, durante mi experiencia de meditación Vipassana, tampoco había publicado. En ese momento, decidí no hacerlo hasta el siguiente domingo. Mi urgencia disminuyó y la calma retornó.

Miré a mi alrededor. El lugar era amplio, emanaba energía positiva y tranquilidad, mientras el viento acariciaba mi rostro. Los toros me observaban curiosos. En ese momento, no sabía la importancia que tendrían esos toros durante los próximos siete días.

Antes de apagar mi celular, le envié un mensaje a Nico (así decidí llamarla ahora), a mi familia y algunos amigos. Luego, decidí volver a hablar con Claudia, le expliqué que estaba a punto de embarcarme en otro retiro.

Al no ver más mensajes en mi teléfono, decidí guardarlo en mi mochila, y no lo tocaría hasta el último día. Por supuesto, antes de hacerlo, tomé algunas fotos de los alrededores. Sentí la necesidad de capturar los momentos previos. Luego, sabía que debía evitar las fotos porque me podían distraer de mi objetivo principal: no hacer nada durante 7 días.

¿Por qué hacer esto? Realmente reflexioné sobre el acto de desaparecer por unos días y simplemente estar presente. Pienso que es una forma de buscar encontrar el significado a nuestra vida, a cada día que vivimos, a los desafíos que enfrentamos, a las alegrías que experimentamos y a nuestra conexión con la naturaleza. Es una exploración personal.

Exhalé profundamente después de guardar el teléfono. Un nuevo desafío estaba a punto de comenzar. El plan de no hacer nada sería mucho más complicado de lo que había anticipado. ¿Por qué, te preguntarás?

Continuará…

“¿A mí mismo no me había enseñado la experiencia que ninguna palabra puede decir tanto como el silencio?”.

Yasunari Kawabata, novelista japonés.

Publico nuevas historias, todos los miércoles y domingos. Léelas aquí.

¡Que tengas un buen día!

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