Mi mundo desde niño

Jonathan Martell
Jonathan Martell
Published in
4 min readMay 27, 2024

--

Yo de niño.

“Una sola cosa sé: llegará la tranquilidad y llegará la paz. Y algún día no me importará nada”.

Alejandra Pizarnik, poeta argentina.

Fue hace varios años cuando comencé a tener este pensamiento. Desde adolescente o creo que desde niño he pensado en cómo me iría de grande, de adulto. Qué sería de mi vida, en dónde estaría y qué personas conocería.

Uno se entusiasma y sueña despierto. Eso me pasaba. Me imaginaba historias mientras iba a la universidad o poco antes de quedarme dormido en la cama. Conocer a alguien que transforme mi vida, tener más cosas materiales o lograr algún objetivo de momento, eran los pensamientos recurrentes. Soñaba una y otra vez. Era mágico, me permitía poder lograr lo que sea. Incluso, tener la esperanza de definir mi futuro y cambiarlo.

Me levantaba con una sonrisa llena de ilusión durante las mañanas. Es más, me permitía vivir esperanzado durante el día. Me encantaba vivir esta realidad alterna donde todo era posible. Sí, en el momento era imaginaria, pero sabía que tarde o temprano podría suceder.

Esos sueños me daban fortaleza para seguir adelante. “En unos años lo haré posible”, me decía a mí mismo. Mi madre siempre reforzaba mis sueños: “Tú lo puedes todo, Jonatito. Eres mi campeón”. Crecí con esa confianza de poder lograr lo que quisiera.

¿Crear algo? No había problema, por eso estudié Ingeniería Informática. Me permitía dar rienda suelta a mi imaginación y hacerlo realidad. Años más tarde seguiría por el mismo camino al estudiar una maestría en Diseño de Servicios, la cual me daba las herramientas necesarias para lograr lo que siempre quise: cambiar el mundo de algún modo.

Muchas veces soñaba con la fama y los aplausos. Con el tiempo me fui dando cuenta de que no era necesario, que todo partía de lo que yo quería realmente. Solo de mí.

Soñaba con lograr lo imposible. Soñaba con ayudar a los demás, a mi familia. Durante el camino me di cuenta de que yo tenía que ayudarme a mí mismo. Pero había un detalle importante: vivir en sociedad con los demás, siento que solía cortar mis sueños: llegaban otros puntos de vista, problemas, pesimismo, o como algunos le llaman “ser realista”.

Por ello muchas veces me aislaba de lo que ocurría a mi alrededor con mi novia de turno. Me permitía seguir viviendo en mi cuento de hadas sin que nadie más se enterara. No me gustaba entrar a la realidad que era fuerte y dolorosa. Sentía que podían cortar mis sueños y eso nunca lo permití.

Era más fácil volver a mi cuarto y volver a mi propia realidad creada. Tomar el teléfono y llamar a mi novia para hacerla soñar con ese mundo. No sé si lograba mi objetivo, pero yo me lo creía. Y creo que era suficiente para ser feliz, para por lo menos tener esperanza por lo que viniera.

Las novias iban cambiando con los años, pero mi deformación de la realidad no. Siempre he creado mi propia realidad, mi propio mundo. Aquel que muy poquitas personas conocen. Y realmente no sé si alguien lo llegó a entender completamente.

“Egoísta”, me dijeron alguna vez. ¡Claro! Cómo no voy a ser egoísta si vengo creando mi propio mundo desde pequeño. Lo adapto a mi manera, a mis necesidades. Y ahí es que, otra vez, cuando salgo a la realidad esta choca contra la realidad creada por otros. No encaja, no fluye. Quizás mi mundo no fue creado para ser compartido, no lo sé. En mi cabeza pensaba que sí, pero conforme pasaban los años ese encaje con los demás se hizo cada vez más difícil.

Y hablo de todos los aspectos: familiares, amigos, trabajo y relación de pareja. Cada vez se hacía más complicado ser entendido. “Solo piensas en ti”, es otra frase que también me dijeron. ¿Es que quizás no se equivocan?

¿Será por eso que busco viajar y estar solo en la actualidad? De esta manera sigo creando mi propio mundo sin recibir quejas o cuestionamientos a mi manera de ver la vida. Post pandemia me sentía incomprendido o que algo faltaba. La mayoría pensaba de una manera diferente a la mía y fue la comunidad de diseño la que me dio esa esperanza de sentirme algo más cerca de ser entendido.

“Eres inmaduro”. Seguro lo soy, a pesar de negarlo varias veces. Pero en mi mundo me siento bien, me siento tranquilo, me siento empoderado, siento que fluye. Pero al chocar con la realidad, al relacionarme con el resto, las cosas cambian drásticamente.

¿Será que debo cambiar? ¿Será que finalmente debo abandonar mi mundo para poder relacionarme con los demás? ¿O será que debo mantenerme en el mío y olvidarme del resto?

No tengo la respuesta clara, pero algo que sé es que sea una decisión u otra, lo importante es seguir soñando como cuando era niño y sentir que podía hacerlo todo. Sentir que puedo cambiar las cosas y generar un impacto positivo. Por ahora, medito el camino a tomar. El futuro, no lo sé. El tiempo pasará y veremos qué sucederá.

“Si hay dioses, no los creo de forma humana, prefiero pensar a los dioses en forma de cebras, gatos, pájaros. Un prejuicio mío.

Pero si se mueve alguna divinidad adentro del animal humano, es el amor”.

Leonora Carrington, pintor británico-mexicano.

Publico nuevas historias, todos los miércoles y domingos. Léelas aquí.

¡Que tengas un buen día!

--

--