El estanco de Helena Rubinstein
Dicen que a las viudas de guerra del bando nacional les ponían un estanco. Yo habría pedido un cambio de cromo por una perfumería en la que vender pintalabios, rimmel y pote. Sueños irrealizados: tener una perfumería, ser Nadia Comaneci, y casarme con Ivan Lendl.