Mitos del emprendimiento en Costa Rica

Raúl Martín
Lanzando en Costa Rica
10 min readAug 7, 2016

Todo ecosistema de emprendimiento tiene carencias, y ya se habló un poco sobre los componentes presentes y faltantes en el país. Además del estado actual, es importante analizar lo que pensamos comúnmente sobre nuestra realidad y determinar qué es verdad y qué es un mito.

Lo que se suele mencionar en Costa Rica es que hay un faltante del dinero. Ese es un tema clave, pero tenemos que ver el razonamiento que hay detrás, en lugar de asumir que es así como si fuera una verdad absoluta. Igualmente, hay otras percepciones que se pueden reconsiderar. Por lo tanto, acá va una lista sobre algunos mitos presentes en nuestro entorno:

Mito 1: El gobierno no apoya el emprendimiento.

Definitivamente el gobierno no hace fácil emprender en el país. Chile, México y otros países latinoamericanos han reducido las barreras para poder crear un negocio y lo han convertido en un proceso muy simple. En Costa Rica, está documentado que se puede tardar 24 días en crear un negocio. Hay muchas trabas que el gobierno tiene que eliminar, pero esto no representa una imposibilidad total para emprender.

En otra nota ya se ahondó en el tema sobre el por qué al gobierno no le corresponde invertir en iniciativas particulares, lo que si le compete es darle posibilidades al entorno para crecer y madurar. Algunas faltantes puntuales para esto son: simplificar los procesos de creación de empresas, modificar regulación que incentive el emprendimiento (incentivos fiscales a los emprendedores y a los inversionistas), mejorar infraestructura de telecomunicación (conexión a internet promedio <4mbs) y crear legislación que permita invertir localmente (crowdfunding, fondos de inversión diversificados, etc).

La velocidad promedio de Costa Rica es de 3.4 mbs, a pesar de tener una red de fibra óptica instalada hace varios años

La Realidad: Hay faltantes evidentes y mucho espacio por mejorar, sin embargo, sí hay una posición clara que valora la importancia del emprendimiento localmente. El MEIC tiene varios programas que fomentan la creación de empresas , y a pesar de que están dirigidos más a emprendimientos tradicionales, hay otras políticas que han sido de gran valor para el país indirectamente. Por mencionar alguna, la llegada de Intel y todas las transnacionales que se han instalado en el país, las cuales cambiaron radicalmente la especialización de la mano de obra de Costa Rica.

Además de la posibilidad de accesar a trabajos mejor remunerados e inyectar dólares a nuestra economía, estas empresas de alta tecnología trajeron conocimiento a la fuerza laboral, y aún más importante, implantaron toda una serie de requisitos de capacitación y educación que han permitido evolucionar los programas y formación de los profesionales que se gradúan.

Políticamente también se le ha dado mucho valor agregado a la economía al convertir Costa Rica en un país que se proyecta internacionalmente como estable, que invierte en educación y es líder en ambientalismo. Hay mucho trabajo por hacer, pero el gobierno difícilmente está en contra de emprender.

Mito 2: La cultura tica serrucha pisos afecta a los emprendedores.

Es difícil argumentar que esto no afecta al emprendimiento, pero creo que entre emprendedores no es tan prevalente. No es muy intuitivo, pero hay una diferencia de actitud entre la población en general y las personas que están muy involucradas en el ecosistema. Siempre hay un escepticismo a la hora de oír sobre las ideas, las ventas y los planes a futuro.

La Realidad: Lo que diferencia a los participantes dentro del ecosistema es que la crítica suele ser constructiva, directa y con el objetivo de ayudar a la persona que lo comparte. Claro que hay quienes no tienen intención de apoyarnos o no se van a alegrar de que nos vaya bien, pero en general entre emprendedores en etapas similares hay una mentalidad de ‘entre todos nos ayudamos’ que vale muchísimo.

Aún estamos largo de tener una comunidad organizada y participativa, pero la disposición de ayudarnos unos a otros si está presente en el ecosistema.

Mito 3: No hay inversión en el país.

En Costa Rica hay dos posiciones que mantienen los participantes del ecosistema emprendedor. La mayoría de emprendedores sostienen que en el país no hay inversionistas para los proyectos. Esta es la conclusión a la que llegan luego de que a-Un fondo les diga que aún no están suficientemente maduros, b-Un banco les niegue un préstamo, c-Participen en convocatorias/concursos/aceleradoras sin recibir capital, o d-Un inversionista les pida un 50–70% de la empresa.

La Realidad: No estamos en un país como Estados Unidos o Israel, donde levantar capital es un proceso que tiene miles de participantes y procedimientos estandarizados. Hay mucha más demanda de recursos que la oferta existente. Pero eso no significa que no se pueda accesar capital, solo que la barrera para hacerlo es mucho más alta.

Esta barrera implica tener parte del camino recorrido, investigación, tracción, clientes, usuarios. Empresas con modelos comprobados, que puedan justificar necesidad de capital (y un retorno sobre la inversión), pueden atraer el interés de inversionistas serios.

De hecho, al estar en un ecosistema donde hay poco ‘ruido’ es posible sobresalir localmente, cuando en otros países el emprendimiento podría ser uno más del montón.

La otra perspectiva que hay es que si existe la inversión, el problema del ecosistema es el volumen. Es decir:

Mito 4: No hay suficientes proyectos buenos para financiar.

Esto es parcialmente correcto si nos enfocamos en números absolutos. No hay datos concretos para el país, entonces asumamos que al año nacen en Costa Rica 200 startups, lo que es muy optimista (startups para suponer que pueden acceder a inversión). En general los fondos financian menos de 2% de los proyectos que revisan, y para esta suposición, serían aprox 4 proyectos anualmente.

Ahora, comparemos eso con un cálculo que podemos hacer: supongamos que únicamente 1 de cada 2000 personas en Costa Rica quiere iniciar un emprendimiento de alto crecimiento en un año dado. Esto sería 2500 proyectos (con una población de 5 millones). Me parece que la proporción utilizada es sumamente conservadora, sin embargo tenemos que el cálculo conservador es 12x el número optimista de startups que suponemos son vistos por los participantes del ecosistema. ¿Adónde está la diferencia?

La Realidad: Sin duda una parte de la diferencia viene de las suposiciones que se han tomado. Pero el punto de fondo es que hay varios proyectos que se quedan en el camino o nunca llegan a ojos de los expertos. No hemos podido crear una comunidad de emprendimiento que verdaderamente logre integrar a todas las partes o incentive a las personas con ideas a lanzarse.

Por un lado están las personas que simplemente hacen su propio camino, sin recurrir a otros, sin entrar en contacto con otros miembros del entorno, y luego de su éxito nos damos cuenta que existen (o siguen incógnitos). Y aún más importante, son los proyectos que podrían tener potencial, pero que por falta de tiempo, conocimiento o motivación se quedan como un sueño o una fase de investigación. También debe haber proyectos sin potencial real, o personas que no deseaban emprender verdaderamente, pero hay mucho potencial que no se está explotando.

Para conseguir las mejores ideas, debemos enfocarnos en fomentar la comunidad y la comunicación entre los participantes, y así aumentar el volumen de proyectos que realmente ven la luz. De esta forma vamos a conseguir que crezcamos como ecosistema. Es necesario que actuemos si queremos ver un cambio. Quedarnos estáticos o culpar la falta de inversión nos pone en peligro de estancarnos… Y ayuda a perpetuar el siguiente mito de la lista.

Mito 5: Más inversión sería el catalizador del ecosistema.

Si de pronto algún fondo de capital de riesgo o multimillonario viniera a invertir en emprendimientos, no hay garantía que todo el ecosistema tendría un progreso exponencial. Como ya se discutió en la nota, ya existe inversión en el país. De hecho durante unos años Intel Capital tuvo un fondo de inversión en Costa Rica (sus inversiones mundialmente son de al menos $500 mil). El bolsillo era bastante hondo, pero esto no fue suficiente para cambiar el ecosistema.

Duplicar o triplicar el capital que se invierte en proyectos por si mismo no va a hacer que nuestro ecosistema se haga maduro

La Realidad: El faltante que hay no es únicamente en capital para que los proyectos crezcan. En otra nota se podría ahondar en las faltantes del ecosistema, pero fácilmente se pueden señalar algunos factores igual de importantes que la inversión: la falta de comunidad dentro del entorno, educación que incentive los emprendimientos, mayor conocimiento especializado en la economía, mentores que activamente aconsejen a los proyectos, mayor alcance de los programas de incubación/aceleración y por supuesto el elusivo caso de éxito en el país.

Un caso de éxito no existe actualmente, aquel que los emprendedores quieren emular y les demuestra que es posible emprender. Lo menciono de último, por qué es el dilema del huevo o la gallina. Para lograr un entorno maduro es importante que haya fundadores y ex-empleados exitosos de empresas que sean mentores/inversionistas. Pero para que estos existan es importante que haya un entorno maduro que genere las oportunidades.

Lo que es crítico para avanzar es determinar cuáles son las necesidades y trabajarlas. De hecho uno de los problemas más comunes en entornos en otros países es la falta de análisis, que indudablemente los lleva a tratar de emular otros ecosistemas sin ajustar por su realidad. Lo que nos lleva al último mito:

Mito 6: Tenemos que tratar de ser como Silicon Valley.

‘Silicon-X’ o ‘X-Valley’ son nombres que se le quieren poner siempre a ecosistemas en todo el mundo. Ya se comentó brevemente sobre los factores que conforman cada entorno, y la realidad es que es imposible repetir Silicon Valley. Nadie lo ha logrado siguiendo la misma receta.

Cómo nació SV no viene al caso para esta nota. Lo relevante es cómo funciona ahora, y por qué no nos conviene. El modelo actual de Silicon Valley es el que se ha esparcido como el modelo tradicional de VC (capital de inversión de riesgo). Esto implica que se financian proyectos con sumas multimillonarias buscando un ‘exit’ con grandes retornos.

El caso típico de éxito es más o menos así: Un par de jóvenes brillantes tienen una idea genial, dejan la universidad para dedicarse a su startup, luego de 2–12 meses han construido un producto que logra tracción y eso trae una inversión de capital inicial, luego crecen sus ventas/usuarios/empleados con ese capital, vuelven a alzar más dinero y esto se vuelve un ciclo vicioso donde la empresa cada vez vale más, hasta que otra empresa la compra o se hace pública (el exit). Este proceso hace millonarios a los fundadores y empleados iniciales, y le da retornos increíbles a sus inversionistas (10x en 5 años es lo esperado).

La Realidad: Este modelo es difícil de seguir en Costa Rica por varias razones: no hay un mercado para ‘exits’, la bolsa de valores no está desarrollada, el nivel de capital para lograr estas inversiones no existe localmente para rondas avanzadas (>$10millones por ejemplo), el tamaño del mercado local no justifica inversiones tan grandes (el retorno de esa inversión solo es posible al salir de CR), el tico no quiere ceder control en su empresa, etc. Hay que pensar en otros modelos de financiamiento en el país, pero ésta no es la única diferencia con Silicon Valley.

Otro factor importante es el papel de las universidades como semilleros de emprendedores y proyectos. En Costa Rica sí hay educación superior de calidad que ha logrado crear un buen recurso humano, pero el modelo de emprendimiento que se fomenta en las universidades de EE.UU. es muy diferente.

Probablemente a futuro esto vaya a cambiar, lo importante es que hay diferencias marcadas que se tienen que analizar antes de tratar de emular un entorno con una realidad diferente. Ecosistemas con muchos más recursos han tratado de replicar SV y ninguno ha podido quitarle el trono a nivel mundial. Las ciudades que han sido más exitosas no copiaron ciegamente su modelo, sino que adaptaron ciertos factores que funcionaron para ir evolucionando. Solo hay un Silicon Valley, pero eso no quita que el país pueda madurar como entorno, crear oportunidades y crecer con un modelo tropicalizado.

A pesar de que existen todos estos mitos en el país, estamos bien posicionados para ir mejorando el ecosistema. En los últimos 3–4 años el panorama ha cambiado muchísimo y si hacemos las cosas bien, podemos seguir creando empresas que sean cada vez más importantes para el entorno. Y al mejorar de esta forma, eventualmente vamos a llegar a ese elusivo caso de éxito…y una vez ahí, el crecimiento será exponencial.

Muchos de estos mitos son en sí mismos un tema para una nota, sin embargo vale la pena mencionarlos para documentarlos e iniciar un debate. Puede que haya algunos faltantes, así que con suerte la lista se puede enriquecer con otras opiniones.

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**Bibliografía utilizada: Startup Communities de Brad Feld.

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