Trabajadoras
Llevamos 24 horas soportando por aquí un huracán en toda regla que tiene al perro Manolo de los nervios, el pobre, no hay manera de explicarle que el viento no hace daño. Aquí sigue, hecho una bolita –o una bolota, que no es precisamente un perro pequeño–, mirándome con cara de «por favor, por favor…