Opinión | Otra vez salimos a las calles, otra vez gritamos “ni una menos”
Nos matan, nos violan, nos reprimen, nos invisibilizan, pero acá estamos. Cada vez más juntas, cada vez más hermanadas.
Por Anabela Salinas
Especial Ni Una Menos
Parte 1: #NiUnaMenos 2017 en 3 minutos | Parte 2: Otra vez gritamos "ni una menos"
El 3 de junio ya no es una fecha más. En el 2015, los femicidios de Daiana García (19 años) y de Chiara Páez (14) desencadenaron la organización de la bronca. Asesinadas simplemente por ser mujeres, estas jóvenes se convirtieron en el puntapié inicial de un nuevo camino a recorrer.
Dos años después, seguimos. Por tercer año consecutivo salimos a las calles. Nos encontramos gritando basta de violencia machista, basta de complicidad estatal. Basta, basta, basta.
Dos años después, seguimos. Hoy Daiana y Chiara son Micaela y Araceli. Cambian los nombres, no cambia el dolor. La lista de mujeres víctimas cada vez es más larga. Los números estiman que nos matan cada 18 horas. Somos asesinadas sistemáticamente por no cumplir con los deseos de otro, en general un otro que decía amarnos.
Dos años después, seguimos, no solamente exigiendo vivir, sino vivir dignamente. El ajuste y el endeudamiento nos atraviesan a todxs, pero no a todxs por igual. En una coyuntura caracterizada por el empobrecimiento sistemático del pueblo, las mujeres y niñas somos las más afectadas.
Dos años después, seguimos reclamando por igual trabajo, igual salario. En Argentina, como en todo el mundo, existe una brecha salarial entre hombres y mujeres que alcanza entre 15% y alrededor de 30%, según el tipo de trabajo y calificaciones. Algunos estudios encuentran números incluso más altos. Ser mujer nos empobrece.
Dos años después, seguimos exigiendo la visibilización del trabajo doméstico. No solo somos subvaloradas en el mundo del trabajo fuera de la casa, sino también dentro. El trabajo doméstico puede ser considerado como el combustible que hace funcionar al capitalismo. Pero el combustible tiene valor, nosotras no.
Dos años después, seguimos. Desde pequeñas nos dicen que ser madres es nuestro destino. Sin embargo, nos violentan incluso cumpliendo con lo que la sociedad quiere de nosotras. Según los resultados de la encuesta de Ni Una Menos, casi el 80% de las encuestadas afirmó haber sufrido violencia obstétrica al momento del parto.
Dos años después, seguimos organizándonos. Y podríamos seguir enumerando injusticias y desigualdades. Podríamos, pero decidimos organizarnos y canalizar nuestro hastío mediante la lucha y el amor. Las mujeres, estos seres débiles y frágiles, fuimos las artífices del primer paro mundial. El 8 de marzo de 2017, con la fragilidad que supuestamente nos caracteriza, paramos más de 50 países. Sí, más de cincuenta. Nos matan, nos violan, nos reprimen, nos invisibilizan, pero acá estamos. Cada vez más juntas, cada vez más hermanadas. Ni Una Menos nos convoca a desbordar las calles con abrazos interminables. Porque a pesar de saber que tenemos todas las de perder, que el juego está marcado para que el patriarcado triunfe, no nos rendimos. Y no nos vamos a rendir.
¡Que viva la lucha feminista!
Vivas y libres nos queremos.
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Anabela Salinas es estudiante de Ciencia Política en la Universidad de San Andrés. Las opiniones de la autora no necesariamente reflejan las de Politeia Blog.
Especial Ni Una Menos
Parte 1: #NiUnaMenos 2017 en 3 minutos | Parte 2: Otra vez gritamos “ni una menos”