Hay una paradoja en la vida: no es el que corre más rápido el que llega primero, ni el más lento en caminar es el que nunca llega a su destino. No son los más fuertes los que prevalecen ni los más débiles los que desaparecen.
Lo hizo de nuevo. Sin la sorpresa de antes, pero con el estilo de siempre. Es un gusto culposo. Palomero o comercial, en el mejor de los casos. Pero así funciona. Como producto de consumo e incluso como lección. Porque para generar rechazo sistemático es necesario tener las…
Victoria.
Me apena haberme ausentado por tanto tiempo.