Trabajar donde y cuando quieras

Mora Feysulaj
Unagi
Published in
3 min readJun 21, 2022

En mi primera entrevista con Unagi, la cual fue muy amena y divertida, lo que más me llamó la atención fue una frase que la recuerdo al día de hoy: “vos podés trabajar donde y cuando quieras”. Es decir que, ¿me estaban diciendo que podía trabajar en cualquier lugar del universo (siempre que tenga wifi) y en cualquier horario? Lo primero que pensé fue: ¿Dónde firmo?

Lo que más duda e intriga me generó fue cómo se llevaba a cabo ese estilo de trabajo tan magnífico. Me nombraron palabras como asincronismo, documentación, trabajo por objetivos, que en ese momento entendí poco y nada.

Con el correr de los meses lo empecé a poner en práctica. Pude corroborar que lo que me habían dicho en esa entrevista era cierto. Trabajando de forma asincrónica, documentando las cosas para no depender de que la otra persona esté conectada en ese mismo momento, se puede trabajar donde y cuando quieras. Con respecto a las reuniones, tenemos las mínimas e indispensables y en este artículo te cuento cómo.

Por más de que todo sonaba muy lindo, había un pequeño detalle y es que estábamos en plena pandemia. El “desde donde quieras” no era más que pasar del living a la cocina.

Cuando comenzó a abrirse el mundo, automáticamente se me volvió esa frase a la cabeza y fue ahí cuando pensé: tengo que aprovechar semejante libertad que me están dando. ¿Cómo? Pues VIAJANDO.

Me puse a investigar sobre esto y encontré conceptos como “workation” (work + vacation), nómades digitales, y caí en la cuenta de que hay miles de personas trabajando y viajando al mismo tiempo, lo cual me hizo sentir acompañada.

A pesar de eso, me sonó como algo muy desafiante y no estaba segura de poder aplicarlo. ¿Turistear y trabajar? ¿No haré las dos cosas a medias? ¿Me podré relajar en algún momento o me voy a estresar más? ¿Si cambia el timezone, tendré que trabajar hasta las 10 de la noche? Todas esas preguntas se me vinieron a la cabeza pero no me quitaron las ganas de probarlo.

A fines de febrero decidí viajar al viejo continente, asumiendo la distancia y diferencia horaria. Debo admitir que al principio costó organizarme porque pasé, de repente, a tener que adaptarme a un nuevo lugar, con otra cultura, otro horario y además, trabajar.

Hoy en día llevo más de 3 meses con este estilo de vida y debo decir que la experiencia viene siendo muy positiva y enriquecedora. En mi caso, el mayor desafío pasa por lograr concentrarme independientemente del contexto y lugar en el que esté. Para esto, cambié e incorporé pequeños hábitos y puedo hacerlo sin grandes inconvenientes.

  • Todos los días me planteo tareas muy pequeñas y concretas.
  • La mañana la suelo usar para llevar a cabo tareas que requieran bastante concentración. Me sirve que no haya gente conectada a esa hora.
  • Las reuniones las moví a una franja horaria determinada (tarde de acá y mañana de Argentina)
  • A cada lugar que voy, me aseguro de buscar un espacio cómodo para trabajar, con buen wifi y tranquilo. (Podría decir que ya soy socia vitalicia en Starbucks ☕)
  • Como no siempre estoy conectada al mismo tiempo que las personas de mi equipo, intento dar la mayor visibilidad posible del trabajo realizado.
  • Si un día tengo ganas de turistear, chequeo de no tener alguna reunión o deadline inmediato, y recupero en otro momento.

En fin, luego de este tiempo pude comprobar que efectivamente sí se puede llevar este estilo de vida. A cada ciudad que voy, me encuentro con gente en situación similar. No sólo hay comunidades de nómades digitales por todos lados, sino que también hay visas para nómades digitales, lo que comprueba lo grande que es esta tendencia. Lo que sí es importante, es que el lugar donde trabajes te acompañe y apoye a hacerlo 🧡

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