Sobre la muerte, el amor y el adiós II

El amor

Francisco Infanzón
vocES en Español
5 min read2 hours ago

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Y ¿si tenemos que decir adiós? Es inevitable y lo sabemos, ella y yo, sabemos que esto acabará, aunque lo neguemos aunque nos escondamos a la muerte debajo de las sabanas, atrás del estante o dándole direcciones falsas, sabemos que nos alcanzará, el amor que sentimos perecerá, es natural.
O ¿no?
En la canción “Amar y Querer” de José José, explica, “el querer pronto puede acabar, el amor no conoce el final” ¿Y si no tiene que terminar?, y si ¿lo logramos trascender?.

El amor, esa fuerza que es capaz de mover montañas, de curar enfermedades, de sanar relaciones y fortalecerlas. Para fines de este texto le robaremos una definición a la “Insoportable Levedad del Ser” de Milan Kundera “Idilio: imagen que nos ha quedado como recuerdo del Paraíso”

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El idilio lo usaremos como sinónimo del amor entendiéndolo como algo divino otorgado por Dios al hombre en su ecuación que lo constituye. (La imagen de Dios puede ir más allá del católico, siéntase libre de libre interpretación)

El idilio entonces es la forma más alzada y cuasi-divina del querer, querer es la necesidad de poseer, de hacer nuestro el amor de alguien más, el amor o idilio en este caso es trascender ese deseo, es querer ver por el otro.

El querer se acaba porque nace del deseo y los deseos se apagan o se cumplen, el amor es eterno porque nace del amor mismo, como el Tao (filosofía oriental china sobre la creación del mundo), es eterno porque busca en la otra persona a la otra persona y no una imagen o ideal de esa persona.
Busca el idilio en esa persona (la imagen del paraíso) la belleza no solo estética sino del alma, la que constituye a esa persona, sus defectos, sus rarezas y excentricidades, lo que la hacen única y especial.

Busca a la persona amada, ese trozo de paraíso, su otra mitad, por ser él o ella sin el deseo de cambiarle.

Porque todos tenemos idilio, todos somos un idilio buscando otro idilio para formar juntos un paraíso, el querer se acaba pero el amor nunca.

Las relaciones no nacen, se hacen y se construyen.

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Pero hablemos no solo del amor de pareja, sino familiar, de amistad, y el amor hacia los animales, siendo este el más fuerte y honesto.
Debemos aspirar a tener este amor, uno natural y 100% honesto, donde quieres a tu mascota por lo que es y no por lo que quieres que sea.

“Los caballos de mar son una de esas especies que escogen a una pareja para toda la vida. Una vez que uno muere, tarda poco tiempo en morir también el otro. No pueden vivir uno sin él, por eso se dice que los caballos de mar mueren de amor”

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Antes he dicho que el amor de los animales es la forma más grande de idilio, donde más podemos encontrar el amor en su expresión más grande. Su amor es muy natural, orgánico, es de ellos. No buscan en su pareja u en el sujeto amado un ideal, le buscan por lo que es sin nada más.

Por eso duele mucho cuando decimos adiós a alguna mascota (en este caso usaré perros), porque no podemos enojarnos con ellos, no podemos mitigar el dolor de su partida con un poco de odio. ¿Qué mal hizo tu mascota?, orinar tus plantas, morder tus sandalias favoritas, eso no tiene mucha importancia. En cambio, tu mascota se alegraba al verte llegar de fuera, meneaba la cola, se ponía feliz cuando le dabas de comer, te lamía, te seguía porque te amaba y nunca te pidió amor a cambio. Su amor era incondicional y su lealtad también, te amaba y lo amabas de vuelta, no buscabas cambiarlo, ni que “fuera más alto, más fuerte” no, tú lo amabas por lo que era sin ideales, porque lo natural en ese caso era amar.

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Y yo adoro a Mar, y no he conocido a nadie igual a ella, la quiero y me atrevo a decir que la amo, pero lo nuestro llegará a su fin y también es natural. Será mucho o poco tiempo que nos queda, no lo sé “pensar en ello es acelerar el proceso y la fecha de caducidad” me dijo ella.
Mar me ha enseñado un poco más a “vivir más y pensar menos” podría decirse que es nuestro lema de pareja.

Pero el amor no necesariamente tiene que acabar, aunque no seamos eternos aunque seamos seres infinitos habitando cuerpos finitos, y el adiós sea parte inherente a nuestra condición humana “todo final es también un comienzo”.

Nuestro amor como seres finitos podrá apagarse y acabarse, pero como entes infinitos, no podría acabarse. O al menos no por mi parte, se puede trascender el amor de la persona amada sin necesidad de idealizarle.

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En algún lugar leí “si enamoras al artista, vivirás siempre en su arte” y yo no me considero un artista consagrado, pero me esfuerzo por construir historias, memorias y textos que inmortalicen mi sentir por ella.
Podré morir algún día, pero mi amor por ella, ese cachito de mi alma que es mío, pero le pertenece vivirá siempre en mi arte.

Yo la amo y la deseo, la quiero y por ella también muero. Le escribo poemas, sonetos, leo para ella, la quiero y la amo por ser ella, porque no quiero a nadie más que a la chica que llegó a cambiar mis días tristes, a esa chica bajita de cabellos ondulados, de gran corazón y sonrisa radiante, ella que cambio mi vida para bien que me inspira y porque de ella son estos textos.

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Si llegaste hasta acá muchas gracias por leerme. Te deseo una gran tarde, mañana o noche. Nos leemos pronto ❤
Puedes leer mi último texto aquí “Margaritas
Primera parte “Sobre la muerte, el amor y el adiós I

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