¿Por dónde debemos empezar los latinos si queremos seguir los pasos de Estonia?

Carlos Miceli
X-Latam
Published in
3 min readOct 19, 2018

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Durante el segundo webinar que realizamos para X-LATAM con Gustavo Giorgetti como invitado, se conversó sobre cómo pueden los diferentes ecosistemas de América Latina comenzar a transitar el camino de transformación digital que recorrió Estonia. A continuación, los puntos más importantes conversados durante el webinar:

  • Para comenzar a transformar digitalmente una ciudad o país, lo más importante es respetar los principios conceptuales de Estonia, por sobre la escala o la velocidad. En otras palabras, empezar con un piloto con un solo trámite, respetando el modelo estonio, es preferible en el largo plazo a querer comenzar a gran escala pero fracasando en coordinar los agentes necesarios.
  • Conectar dos organismos que colaboran actualmente para completar un trámite, sin importar el tamaño del gobierno o de los departamentos, es suficiente para experimentar con la tecnología de Estonia.
  • Es razonable, y esperable, que el proceso de transformación digital haga que los viejos y los nuevos procesos convivan durante un tiempo a medida que se van mejorando los viejos procesos. Esto también permite que aquellos usuarios que desean mantener el uso analógico, puedan hacerlo y no sean excluidos por la innovación tecnológica..
  • “Puedo ponerle patines a una oruga, pero nunca va a volar como una mariposa”. Esta fue la analogía que mencionó Gustavo comparando los esfuerzos de digitalización de la mayoría de Latam, que aunque pueden mejorar el status quo, no se parecen al impacto del modelo estonio.
  • Cuando hay una estructura federal de gobierno, con un poder tecnológico centralizado (caso típico de Latam), esto genera un conflicto. Para seguir los pasos de Estonia, la primera decisión debe ser la de federalizar o distribuir el poder tecnológico (irónicamente, Estonia es una paradoja con estructura centralizada y poder tecnológico distribuido).
  • La razón por la que Latam sigue eligiendo el camino de “la oruga con patines” es los paradigmas que están instalados en la cultura latina. Por lo tanto, es más fácil empezar a cambiar la manera de pensar sobre gobiernos digitales en las pequeñas ciudades y ecosistemas que comenzar por el país en su totalidad.
  • Tal y como se mencionó cuando explicamos el caso de Neuquén, las ciudades que quieran transformarse digitalmente deben 1) aprender y entender cómo funciona el modelo estonio, 2) diseñar maneras de adaptarlo a los factores específicos del ecosistema local, y 3) comenzar la implementación de la tecnología, y educación del proceso, de manera gradual respetando los principios del modelo.
  • No todas las localidades de Latam tienen las mismas oportunidades de transformarse digitalmente en el corto plazo, por carecer de uno o más de los siguientes factores necesarios: 1) percibir que hay un problema y que las cosas pueden ser mejor (si la cultura local o sus dirigentes están acostumbrados a la ineficiencia, ese no es un buen contexto), 2) deseo o necesidad de competir con otras ciudades por talento, empresas, y crecimiento poblacional, y 3) un conjunto de actores motivados y capaces de implementar un piloto del modelo (puede ser privado o público, ya que muchas empresas sufren la misma patología de aislamiento e ineficiencia que el estado).
  • Una excusa frecuente ante la innovación pública suele ser la falta de presupuesto, pero este argumento se desmorona ante el modelo estonio; la tecnología X-Road costó solamente 60.000 euros para implementarse en Estonia, y también puede ser de muy bajo costo y accesible para cualquier gobierno local latino.
  • El “cuello de botella” en Latam suele ser político, no emprendedor, ciudadano o tecnológico. Este es el agente más importante a seducir si se quiere ver un cambio, y ayuda que haya continuidad política en el gobierno para incentivar una visión a largo plazo que permita navegar la etapa experimental de transformación digital con paciencia.
  • Por último, vale la pena remarcar que el desafío de transformación digital que enfrenta América Latina requiere que las ciudades, no los países, sean sus protagonistas. De hecho, muchas ciudades latinas son más similares en escala y homogeneidad cultural a Estonia que casi cualquier país latino.

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