¿CÓMO ES UNA FAMILIA NORMAL?
La familia como institución primera que regula, ordena y norma la conducta del individuo en sociedad. Lo siniestro y la familia, como componente intrínseco en la narrativa universal y muy especialmente, en la narrativa de terror. Algo de eso, en este nuevo artículo del blog en donde seguimos analizando “LAS PRIMAS”, De Aurora Venturini.
EL “ORDEN FAMILIAR”
Hace un tiempo, leíamos en el club, “LAS COSAS QUE PERDIMOS EN EL FUEGO”, de Mariana Enriquez. Lectura y autora que nos gustaron mucho y que casualmente, volveremos a leer en Noviembre cuando juntos compartamos “LOS PELIGROS DE FUMAR EN LA CAMA”.
Mariana Enriquez, como les comenté en el artículo ¿QUIÉN ES AURORA VENTURINI? fue responsable de realizar la pre selección como jurado del Primer Premio Nueva novela organizado por Página 12, allá por el 2007; junto a Liliana Viola: autora, periodista, y albacea de A. Venturini.
Y mientras leíamos en aquella oportunidad, a Enríquez, recuerdo hacer mención en uno de los newsletters que entrego semanalmente a integrantes del club; a cierta conexión que podríamos advertir entre estas dos autoras, en relación a la familia, a lo familiar como universo del cual se despliegan ciertos componentes narrativos significativos.
Recuerdo también, que en ese mismo newsletter resultante de la lectura de Enriquez, hacía mención a la ligación que se produce entre lo siniestro y lo macabro (Que también conectábamos con nuestra audiolectura de SOBRE HÉROES Y TUMBAS, De Ernesto Sábato). Y recuerdo por último, a la referencia que hace Mariana Enriquez, a propósito de leer a autores como Stephen King; en donde dá cuenta de lo familiar como el terreno del orden conocido, habitual, real y a lo siniestro; como aquello que se “extraña” de esa “verdad” normada.
Hoy, me gustaría profundizar más en este aspecto pero centrándome más en la idea de la “familia normal”…
La familia, como institución familiar, al igual que otras instituciones (religiosas, jurídicas, políticas, educativas, sanitarias, etc.) No escapan (Ya sea por imposibilidad, por deseo de preservación u otro) de las condiciones socio — culturales que delimitan aquello que se establece como norma y lo que cada norma, implica. Es decir, “el conjunto de reglas, procedimientos, códigos de conducta ética, moral, etc.) y cómo esas normas, suelen responder a intereses o funciones que desde un punto de vista foucaltiano, se encuentran subordinadas al mismo poder que las va configurando; como analizamos cuando leímos 1984, de George Orwell y conversábamos sobre “El panóptico de Bentham”, al cual refiere Michel Focault en Vigilar y castigar”.
LA FAMILIA A LO LARGO DE LA HISTORIA EN LA NARATIVA UNIVERSAL
La familia ha atravesado el centro de la ficción desdelos orígenes mismos de la narrativa; pensemos sino, en los relatos mitológicos; en la tragedia griega, en el teatro Isabelino… La familia, ha sido siempre terreno fértil de construcción para el imaginario de autores y autoras a lo largo y ancho de la historia.
Y no han faltado en éstos relatos, tramas que den cuenta de infinidad de tramas y temas que parecen repetirse universalmente y que no será difícil encontrar en éstas narraciones, un ir y devenir entre traiciones de hijos a padres/madres (Rey Lear, de Shakespeare) y viceversa, incesto (Edipo, de Sófocles), fratricidio (Julio Cesar, nuevamente del gran William), matricidio (Electra, ya sea en las versiones de Sófocles, Esquilo, o Eurípides en donde Orestes mata a su madre en venganza de su padre), el parricidio, y en el medio desde luego también, tramas de conflictos de poder; dentro del ascenso en el status familiar o desde el interior de la familia hacia un afuera del que se debe proteger, consolidar o expandir. A proposíto de ésto como no recordar series como “The Borgias” de Neil Jordan, “Game of Thrones”, basada en el libro de George R.R. Martin o pelis como mi siempre preferida; “The goodfather”, de Francis Ford Coppolla y otras tantas que probablemente se les vengan a la mente.
En el último tiempo, los medios de comunicación comenzaron a referir a determinadas obras, o materiales que giraban en torno a la familia como tema, en un intento de clasificación (simplista) como novelas, obras, libros que hablan sobre una “familia disfuncional”. Término desde luego, que no tardó en encontrar detractores pues justamente se preguntaban: ¿A qué debía ser “funcional” la familia?, ¿A una un orden normativo ética, moral, jurídica, religiosa o social?; ¿A la sociedad de consumo? ¿Al poder?…
Desde luego, la tesis a la que llegan muchos de éstos críticos del tema (Teóricos, intelectuales, filósofos, etc.) es que, cualquier funcionalidad implica determinar una aspiración fundamental que la institución familiar debería poseer en base a la función a cumplir, y por ende, esto anula la diversidad del orden (Y por ende de tipos de familia).
En síntesis, une podría (liberado de la función) re pensar el significado de la familia, y a la vez de construir y re construir su rol en la vida del individuo, lo cual daría como consecuencia posible, una re lectura de lo familiar en el campo de lo social; de lo político. Repensar la familia, es repensar la polis (la ciudad estado).
UNA FAMILIA MUY NORMAL
Esta frase de Aurora Venturini, me interesó más allá de ciertas empatías, afinidades o identificaciones personales, porque también, encuentro en ello, algo que siento clave a la hora de escribir, y que no es nada menos; que dejar que nuestra escritura se “tiña”, de aquello que nos hace singulares.
Algunas veces (Quizás demasiadas) nos presionan los deseos de originalidad, o bien, de la trascendencia del yo, a través de nuestros escritos; deseo desde luego, válido, siento, porqué no. Sólo advierto que en éstos deseos, a veces, podemos estar limitando una capacidad expresiva e imaginativa que trasciende el yo consciente. Hace poco, en un encuentro de los Taller de escritura on line que coordino; una participante me decía que ella no quería contar historias; que ella quería hablar de lo que a ella le sucedía; de lo que ella sentía… Juntos, reflexionamos que el yo, se expresará per se, incluso (a pesar) de los límites que le hayamos definido conscientemente.
Contar una historia, es siempre, siento; contar mi historia, y a la vez contarme a mi mismo y al mismo tiempo, potenciar y expandir mi yo.
Escribir sobre aquello que me es familiar o incluso escribir sobre lo imposible, sobre fantástico… es escribir sobre mí. Y creo, que una buena punta (Sino LA PUNTA).
Ahora, me gustaría hacerte un regalo: Puedes escuchar GRATIS un fragmento del AUDIOLIBRO LAS PRIMAS, de Aurora Venturini, en la voz de Mariel Percossi; a quien también entrevistamos para consultarle sobre sus hábitos de lectura, libros preferidos y mucho más.
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