¿QUÉ ES UN ALBACEA LITERARIO?

¿Cual es el rol del albacea en la literatura, y cual es su función? ¿Qué es el legado? ¿Cómo ser un buen maestro? En este artículo, un claro ejemplo, a partir de la obra de Aurora Venturini.

ALTO VIAJE Club de lectura
6 min readSep 24, 2022

SI LA MUERTE PISA MI HUERTO

A los 12 años, escribí mi primer testamento. Desde muy joven la idea de la muerte y su proximidad , siempre rondaron mi imaginario más que mi realidad, debo confesarlo. No sé porqué o puedo intuir algunas razones o ficciones; que quizás no vienen al caso. El resto, debería analizarlo quizás con la ayuda de un profesional.

Pero lo cierto es que, la muerte; la fascinación, horror, su cercanía como posibilidad y lo que ésta implica, como decía, desde muy temprana edad, me fue próxima. Pero debo decir más al respecto, no era sólo la muerte lo que me preocupaba sino; qué quedaría de mí en los otros; y que dejarían los otros para mí, en mí.

Esto, desde luego, aún sigue siendo tema recurrente en mí… y en algunos otros. Si yo a mis 12 años, me lo preguntaba, teniendo tan poca vida para “dejar”; contando con tan pocos recursos (Simbólicos y materiales) para legar… ¿Cómo no habría de preguntárselo Aurora Venturini? Quien luego de escribir durante toda una vida, a lo largo de 85 años, había construido su legado en la más absoluta falta de reconocimiento, de visibilidad, de legitimidad como hice referencia en mi artículo HABITUS Y LEGITIMACIÓN EN EL CAMPO DE LA CULTURA

¿Cómo no se iba a plantear entonces, “¿Que sucederá cuando ya no esté, cuando me “vaya”?

El legado, (legatum, en latín) es aquello que por ley se deja o transmite a otros, sea un bien material, o inmaterial. Es un poder que legitima en el marco legal lo que mi voluntad desea dejarle, o transmitirle. Puede como decía, ser una casa, reinos (Como en el caso Rey Lear, de Shakespeare, que hace del conflicto del legado, el disparador de su trama) o una biblioteca …

Eso legaba por ejemplo yo ,junto a algunos escritos, a mis 12 años a a mi mejor amiga, en el testamento que pegué con cinta detrás de una cuadro que ubicado en la habitación de mis padres que representaba a un Jesucristo con un rostro que expresaba un sereno altruismo y que con un corazón sangrante extendía los brazos generosamente hacia el observador ofreciendo las palmas abiertas en donde se podían apreciar las heridas que le habían dejado los clavos de la cruz que eran signo y símbolo de su sacrificio por los hombres.(Las decisiones están echas de aparentes casualidades y no recuerdo si mi decisión donde esconder el testamento fue casual o consciente del símbolo, buscaba emularlo). Reflexionar sobre lo que dejamos, siento; es reflexionar sobre el porqué vivimos y también, quizás una forma del agradecimiento o bien, de la vanidad (O generosidad) del yo por trascender el cuerpo físico y el tiempo mundano.

¿CÓMO SER UN MAESTRO QUE DEJA HUELLAS?

ace poco conversábamos con un amigo, sobre el vínculo con quienes fueron nuestros maestros/maestras. Con la importancia y la significación que tuvieron para nosotros, algunos maestros y maestras. Cómo influyeron en nuestra mirada del mundo, en nuestro aprendizaje, en nuestra identidad y por ende, en nuestra vida. También nos preguntábamos si habíamos logrado expresar nuestro agradecimiento y además, si nuestros maestros/as eran conscientes de lo que nos habían legado. Y ésto nos lo preguntábamos, ahora que trabajamos en dejar, transmitir algo. Ahora que a veces nos encontramos o desencontramos con aquellos con quienes compartimos aprendizaje y conocimiento.

Y él me hizo referencia a que la sociedad de consumo, de alguna manera había transformado/pervertido el vínculo, al mediar lo económico (Por eso Platón se oponía a los sofistas que cobraban por sus enseñanzas) y me recordaba que los grandes maestros orientales eran en realidad, quienes elegían antes de morir, a quien legar su conocimiento. Es decir, era el maestro quien elegía al discípulo. Y que para el (Digamos “heredero”), el legado era no sólo el beneficio de recibir el don (Lo donado) sino también, una responsabilidad, pues lo aprendido en alguna momento, debía ser también re legado. Y cómo suele une hacer con les amigues cercanos, divagamos entre ésto y recomendaciones de películas y series (Algunas más afortunadas que otras) en donde el tema y la trama giran en relación a éste vínculo (y legado) entre maestro/mentor/guía y su “heredero”; basten nombrar algunas de las que se vinieron a la memoria; Karate Kid (Ahora convertida en Kobra Kai en Netflix), Breakink Bad, La guerra de las galaxias, o una peli que les recomiendo; “Primavera, verano, otoño, invierno… y otra vez primavera”, del director coreano KIm -Ki- Duk.

“Primavera, verano, Otoño y otra vez Primavera”, del director coreano Kim Ki Duk, narra la relación de aprendizaje maestro/discípulo que se establece entre un niño y un monje budista.

¿QUÉ ES UN ALBACEA LITERARIO?

En el caso del o la albacea, es quien es el/la encargado/a de cumplir el testamento, la voluntad última del quien lega, deja o transfiere. Es decir, a quien se le entrega el poder, de custodiar los bienes heredados. Según la querida wikipedia, el albaceazgo es un cargo gratuito. Sin embargo, se puede establecer la remuneración que el testador considere oportuna. Todo ello sin perjuicio del derecho que le corresponda por los trabajos de partición u otros facultativos.

En el caso de Aurora Venturini, nombra como albacea en agradecimiento a Liliana Viola, escritora y periodista quien fue junto a Mariana Enriquez, quienes oficiaron de jurado de pre selección del Premio Nueva Novela que organizaba Página 12. Fue Viola quien llamó por teléfono a Aurora Venturini, para anunciarle, que había sido beneficiada con dicho premio, el cual , finalmente le daría la visibilidad a su obra y legitimaría su trabajo de tantos años.

Fue tal el agradecimiento que sintió Venturini quien le dijo a Viola, en algún el momento:

“(…) Ese llamado que me hiciste aquella tarde me dio la felicidad que había estado buscando toda mi vida. Porque leíste el manuscrito y no lo tiraste ni lo traspapelaste. No podés decir que no, porque yo te estoy agradeciendo.”

Esto lo cuenta, Viola en varias oportunidades a través de distintos artículos, y realmente me parece interesante su lectura, pues al dar cuenta de éste vínculo que se genera entre ellas, luego de éste premio, va también construyendo una representación de ésa autora convertida luego, ella misma en personaje, por la singularidad de su historia.

Ahora bien, ¿Porqué me interese por éste tema y quise compartírselos? Y la respuesta podría ser quizás, porque creo quien escribe; quien enseña; posee un don que es a la vez, libertad y responsabilidad. También puede ser como ya me he preguntado en otras oportunidades:

¿Para quien escribimos? ¿Porqué lo hacemos? ¿A quien leemos?
Como si estás preguntas contuviera también; al qué hago, porqué lo hago, para quien y por último, y como siempre; ¿Quien soy’ ¿De donde vengo y a donde voy?

Porque el arte, y la cultura, siento, no sólo están ligadas a la vida sino que, conforman al ser, incluso siendo presas del hambre, de la enfermedad, del dolor… como Aurora Venturini decía en una entrevista. Yo también creo que el arte puede sanar, y transformar sino, el mundo, al menos el próximo y sino, imaginar e inventar otros mundos posibles.

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