#SupervivenciaFinanciera — Parte 4: Todos los caminos conducen al dólar (primera entrega)

A medida que nos acercamos a un evento político decisivo se intensifica el reflejo de desprenderse de los pesos y pararse en cuanto madero del naufragio color verde haya a mano. Con una inflación fuera de control y una mamushka de restricciones se hace más difícil todavía. Con sus riesgos, tramiteríos y complejidades, siempre es posible buscar variantes de refugio en el dólar.

Ezequiel Baum
10 min readApr 22, 2023

(este artículo forma parte de la serie #SupervivenciaFinanciera)

¿Cara grande o cara chica? ¿Verde clásico o azulado?

DOLAR…¿PARA QUÉ?

Ya en la primera entrega de esta serie comentamos que el primer paso para organizar nuestras finanzas estaba complicado por la falta de una moneda estable que nos ayude a proyectar un presupuesto. Y en la segunda entrega hicimos mención de que tampoco podemos recurrir a una moneda que no mantiene el valor si queremos ahorrar o incluso invertir. Con lo cual los motivos por los que los argentinos recurrimos al dólar son más que evidentes.

Sin embargo, la inflación en pesos nos hace perder de vista que hay inflación en dólares. Mientras recurrimos al dólar para escapar del peso, no tenemos que perder de vista que atesorar billetes verdes si bien es una opción, además del costo de oportunidad por los intereses que no se ganan y el riesgo de robo, pérdida o incendio (salvo que paguemos el costo adicional de una caja de seguridad), tiene una pérdida implícita importante sobre todo si se guardan durante décadas. Ahora bien, con un cepo que tiene mil restricciones que impide comprar dólares y como mucho deja comprar 200 por mes ¿cómo es posible dolarizarse?

EL BLUE (EX NEGRO)

En algún momento el dólar que no se compraba por los canales autorizados (cuya cotización es la del Dólar Oficial, al que vende el Estado en contextos de cepo) dejo de llamarse “dólar negro” y pasó a ser “dólar blue”. Junto a su cambio arbitrario de nombre se fueron sumando algunas convenciones sobre la compra y venta del billete físico. Lo primero que tenemos que entender es que comprar o vender “dólar blue” implica desde el punto de vista fiscal una operación que no está registrada. Para la AFIP seguimos teniendo pesos que, si en su momento fueron retirados del banco y convertidos a dólares, no pueden volver al sistema sin generar algún tipo de inconsistencia (y lo mismo al revés). De hecho la denominación “negro” respondía a ser lo opuesto al “blanco”, lo que tiene un respaldo legal de su origen. Si bien las casas de cambio no pueden vender dólar libremente, a medida que se dispara la brecha entre el dólar oficial y el paralelo la realidad se abre camino a través de un mercado negro distribuido de forma irregular en locales a la calle más o menos bien puestos, “cuevas” o deliveries.

Los riesgos de este tipo de movidas, además de terminar con billetes falsos en la mano, están en el transporte y guardado, principalmente en la seguridad física frente a la posibilidad de una salidera o de una entradera en nuestra vivienda, sobre todo si son operaciones recurrentes

Existen también convenciones caprichosas que determinaron tomar el valor de los dólares “viejos” llamados “cara chicas” a un valor menor en pesos que las versiones más nuevas (aunque pueden ser perfectamente depositados en el banco por el mismo valor que los dólares azulados recién salidos de la imprenta, valen menos pesos). Lo mismo ocurre con los billetes de denominaciones más bajas respecto al billete de 100: dos billetes de 50 o cinco de 20 valen menos pesos que uno de 100 (que no sea cara chica, obvio).

EL DOLAR BOLSA (MEP)

A través de la apertura de una cuenta en una sociedad de bolsa es posible comprar o vender dólares sin restricción de cantidad, al precio libre, pudiendo demostrar el origen lícito del dinero presentando recibos de sueldo, facturas que expliquen los ingresos, declaración jurada de bienes personales, etc. Estas cuentas no tienen costo de mantenimiento, existen muchas muy recomendables y se puede operar a través de la web o de una app. Va a requerir un usuario, una contraseña y seguramente un código de seguridad adicional para confirmar operaciones. La compra o venta de dólares se lleva adelante transfiriendo pesos o dólares desde una cuenta bancaria a nombre del mismo titular de la cuenta de bolsa. Si queremos comprar dólares, transferimos pesos al CBU indicado para fondear nuestra cuenta comitente (así se denomina la cuenta en la sociedad de bolsa). Y viceversa. Las acreditaciones de dinero enviado desde el banco suelen tardar unos pocos minutos.

El proceso está desdoblado en dos operaciones y, si bien muchas sociedades de bolsa implementaron botones que automatizan las 2 etapas, es importante entender qué estamos haciendo en cada paso y por qué el número que vemos en el panel de cotizaciones es un estimado

Si vamos a comprar dólares, la primera operación requiere usar los pesos que están en nuestra cuenta comitente para, mediante una orden de compra, transformar esos pesos en una cantidad de “nominales” de un bono soberano (se le dice nominales a la unidad de títulos disponibles para operar, que están acreditadas en la cuenta del que vende y serán transferidas a la cuenta del que compra). Esto significa que por un rato vamos a ser dueños de títulos de deuda equivalentes a 1 dólar cada uno cuyo pagador final es el Estado (calma que no vamos a ser bonistas por mucho tiempo, pero es importante entender los riesgos detrás). Los bonos tienen cotización a diario segundo a segundo, influidas por el contexto (confianza, caos, declaraciones o rumores) mientras está abierto el mercado. Cuando enviamos una orden para comprar tiene que “matchear” con la orden de alguien que en ese mismo momento quiere vender los mismos bonos, al precio que están en el mercado, para hacerse de pesos (con los que vamos a pagar la compra). El bono que suele usarse es el que más operaciones diarias tiene (volumen). Al momento de escribir esto, es el Global 30 (un bono nacional, que debe pagarse en dólares, regido por ley extranjera en caso de que haya algún problema legal, juicio, etc.). Si bien este bono está denominado en dólares, como muchas cosas, tiene un precio en dólares pero también en pesos al dólar libre (de hecho gracias a este mecanismo se puede dar un precio libre). El ticker es el código para identificar el título al cargar la orden. Cuando se lo opera contra pesos este bono es el GD30.

De esa relación sale, luego de comprados los bonos y enviando una orden para venderlos en la moneda opuesta, el tipo de cambio que vamos a obtener

Esto es, esa misma cantidad de bonos que nos alcanzó para comprar con los pesos al precio que estaban, los vendemos en dólares porque en el mercado nuestra orden encontró una orden de alguien que quiere comprar esas nominales pero pagando con dólares. El sistema de compensación del mercado, que en este caso opera en plazo Contado Inmediato, le saca los dólares al vendedor y nos los acredita en nuestra cuenta comitente.

Primera aclaración: la normativa vigente exige que los títulos queden en cartera al menos 24 horas desde que fueron comprados con pesos para poder ser vendidos en dólares (se denomina parking). Esto involucra un riesgo de precio porque hasta que no vendemos no sabemos cuántos dólares vamos a recibir por los pesos que pusimos y eso es un día entero de incertidumbre (o un fin de semana si compramos un viernes para poder vender un lunes, algo que no suele ser recomendable en contextos de mucho nerviosismo).

Segunda aclaración: las sociedades de bolsa suelen cobrar comisiones por operaciones de compra y de venta de títulos y además se cobra un derecho de bolsa que es trasladado a la empresa que gestiona el funcionamiento del mercado como un todo. Estas comisiones pueden ser del 1% o menos y se descuentan del saldo líquido que tengamos en la cuenta comitente.

Tercera aclaración: estas operaciones se suelen cruzar con las de compra de dólar oficial a través del banco y hay que elegir cuál vamos a hacer porque operar MEP inhabilita comprar dólar oficial “más barato” con la normativa vigente.

Quien quiera vender dólar a través de la bolsa puede hacer entonces el proceso inverso: luego de transferir dólares desde su cuenta bancaria a la comitente, envía una orden para adquirir nominales del mismo bono pero indicando que compra GD30D. El último carácter canaliza la orden para que se compre usando dólares disponibles en vez de pesos y las nominales a indicar van a estar en función del precio en dólares del bono y de la cantidad final de dólares que se quieran vender. Siempre en plazo Contado Inmediato.

A diferencia de cuando se compran dólares, la venta de dólares no requiere parking y cuando la plataforma nos confirma que la compra de los bonos fue ejecutada inmediatamente después se pueden vender los bonos en pesos como GD30

Al tener disponibles los pesos o los dólares, dependiendo de la operación que hayamos intentado, se puede solicitar la transferencia del dinero de nuevo a nuestra cuenta bancaria (no se puede transferir a ninguna cuenta que no esté a nombre del titular o los titulares de la cuenta comitente). La acreditación suele estar disponible a las pocas horas. Si no enviamos el dinero disponible al banco, queda en nuestra cuenta comitente. A efectos del riesgo del sistema financiero nacional es importante entender que ese dinero, ya sea pesos o dólar MEP siempre queda depositado en algún banco local.

La principal ventaja de hacer estas operaciones es que son “en blanco” y queda documentación que respalda de dónde salieron esos dólares (o pesos). El precio además no suele estar muy lejos del valor del dólar blue e incluso a veces es más conveniente la cotización del dólar MEP. El problema es dónde queda “almacenado”.

“CRYPTODOLARES”

En el artículo en el que nos enfocamos sobre educación financiera para los más chicos incluimos este tipo de activos como una herramienta posible para sostener el valor de lo que eventualmente puedan ahorrar. Desde ya, por tratarse de un producto tecnológico sometido a demasiadas variables encadenadas sin regulación ni garantías, no es quizás el mejor lugar para poner todos los ahorros. Pero, bajo determinadas condiciones, es una alternativa más para diversificar los puntos de apoyo dolarizados mientras el peso se derrite.

A través de la apertura de cuentas en billeteras virtuales o incluso en bancos digitales como Ualá es posible enviar pesos a un CVU y a través de la app comprar de forma simple distintas cryptomonedas que por diseño apuntan a mantener la paridad frente al dólar. Las 3 más destacadas son USDT (o Tether), USDC (o USDCoin) y DAI. Cada una tiene su mecanismo tecnológico y financiero de garantías para brindar más o menos confianza y sostener su demanda y su oferta.

La premisa es que en todo momento deberían poder cambiarse por el equivalente de 1 dólar o, en nuestro caso, por una cantidad de pesos equivalente al precio del dólar libre

Es importante insistir: no equivalen a tener dólares, si no algo que debería cotizar a 1 dólar. Si bien la primera de estas stablecoins es la más opaca respecto a los mecanismos a través de los cuales en el planeta entero se mantiene la paridad 1 a 1 con el dólar, fueron las 2 últimas las que a comienzos de 2023 perdieron la paridad durante unos días y llegaron a valer hasta 90 centavos, perdiendo un 10% de su valor en poco tiempo. Si bien esta situación fue remontada y recuperaron la paridad, el antecedente funciona perfectamente como advertencia. En ese sentido recomendamos capacitarse mediante cursos, sobre todo si uno piensa poner bastante dinero o lo único que tiene.

Valen algunas aclaraciones. Cuando compramos stablecoins con pesos quedan atesoradas en una dirección dentro de la red por la que circulan. Esa dirección en estos casos no las controla plenamente el usuario dado que es una dirección administrada mediante “llaves” por el proveedor del servicio que nos deja comprar y vender esas cryptomonedas. En el mundo crypto hay una frase de cabecera respecto a la seguridad relativa de esta configuración de la propiedad que dice not your keys, not your cryptos (si no son tuyas las llaves, no son tus cryptos). De la misma manera que el dinero que está en una cuenta o caja de seguridad en nuestro banco no es plenamente nuestro cuando lo roban aunque exista un registro, la falibilidad tecnológica del sistema de custodia fue y sigue siendo una posibilidad verificada en muchas oportunidades con pérdidas fuertes. No obstante, sobre todo si se busca una dolarización de fondos que van a ser luego utilizados para viajes en el exterior, estos productos pueden ser muy útiles dado que al estar asociados a tarjetas prepagas internacionales Visa o Mastercard el gasto se hace en pesos al tipo de cambio local vigente (más impuestos si hay) y luego la plataforma “tira” de los fondos en la stablecoin que configuremos, pasándolos a pesos al tipo de cambio del momento y autorizando el consumo siempre que haya fondos suficientes.

Otra cuestión importante tiene que ver con el tipo de cambio. Si bien el valor del dólar MEP pauta referencias para el blue y también para el circuito crypto, estas billeteras funcionan como casas de cambio. No son un mercado donde operamos enviando órdenes como la bolsa, si no que utilizan sus propias tenencias de pesos y cryptos para dar curso a las operaciones de sus clientes y se abastecen de pesos y cryptos en un mercado mayorista para vender ellos como minoristas. Estas soluciones todavía no fueron testeadas en un entorno de corrida cambiaria fuerte por lo que es conveniente manejarse con cierta prudencia si se trata de fondos cuya disponibilidad queremos tener a mano rápido pero justo en el momento en el que estamos acercándonos al ojo de la tormenta.

Quedan varias alternativas de dolarización más complejas para abordar, que serán incluidas en la próxima entrega de #SupervivenciaFinanciera.

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Ezequiel Baum

Economista especializado en educación financiera, fundador de Trainer Financiero (www.trainerfinanciero.com) y autor de Ordená tu Economía (Aguilar)