“Mauricio Macri La Puta que Te Parió”

Durante este verano se expresó un fuerte descontento hacia el presidente Macri mediante un cántico: “Mauricio Macri LA PUTA que te parió”. Esta canción -la cual es festejada por mucha más gente- no solo expresa la bronca hacia el presidente, sino también la fuerte misoginia naturalizada en nuestra cultura, que no puede minimizarse ni mucho menos ignorarse.

Mariano Eloy
5 min readMar 8, 2018

Macri pasará, pero (así) la misoginia quedará… #MMLPQTP

¡Qué bueno que en los estadios se exprese el repudio a quien nos gobierna! Pero que sea de esta forma es una cagada. Para salir de una vez del pensamiento binario, es fundamental entender que decir que es una cagada no significa de ninguna manera defender a Macri ni dejar de festejar la magnitud del descontento popular y su canalización en la figura del presidente. Al contrario, se analiza la forma en que se expresa ese descontento, ya que para construir un mundo mejor no solo es necesario insultar al presidente, sino que además es fundamental analizar la forma en que la ideología dominante se reproduce en nuestras acciones cotidianas -de antes y después de Macri.

Los insultos son una de las principales formas en las cuales se reproducen el estigma y los roles de género, y esos roles tienen mucho muchísimo que ver con la forma que adquieren las relaciones entre las personas en una sociedad, y sobre esas relaciones se apoya todo el resto del sistema. Las necesita para existir. Las relaciones son la vida misma, y para construir relaciones distintas es indispensable que destruyamos los roles opresores y violentos como el que abunda en las tribunas, en las calles, y en nuestras casas.

Por esto último, no es la intención de estas lineas apagar ese descontento, sino aportar a una necesaria discusión sobre nuestra cultura y el lugar que asumimos en su reproducción. ¿La justificamos, naturalizamos y así la reproducimos? ¿O nos animamos a observarnos, reconocer lo que está mal e intentar transformarlo?

¿Y el papá de Macri? Bien.. gracias.

“Puta”

Cualquier persona criada en nuestra sociedad aprende -lamentablemente- desde joven que “puta” se utiliza de forma despectiva para referirse a “aquellas mujeres que no cumplen con lo que una mujer se supone debe ser”. Principalmente se la señala si está con más de una persona -poniendo en jaque a la monogamia y al amor romántico, mientras que al varón se lo alza como un ganador por la misma situación. Entonces por extensión “la puta que te parió” se utiliza para insultar alguien insultando a su madre, quien automáticamente es responsabilizada por las acciones de sus hij*s.

Para algunas personas parece ser muy importante poder decirle “la puta que te parió a Macri”, y no parecen estar dispuestas a considerar esto, ni porque elijen ese insulto -ni menos a dejar de elegirlo. Insisten, y se encargan de dejarte claro que lo van a seguir haciendo a pesar de todo. Parece ser más importante poder seguir haciéndolo, esgrimiendo algo así como un derecho a que no se cuestionen los insultos populares; justo la misma lógica argumental que defienden quienes se rehúsan a abandonar insultos racistas y homofóbicos como “negro” y “puto”.

Aunque aquí salta a la vista un dato interesante. “Negro de mierda” es tristemente el insulto que expresa y sintetiza todo nuestro racismo y clasismo, pero gracias a la lucha anti racista y al avance de la conciencia, muchas personas reconocimos que debíamos dejar de usarlo por su connotación racista al asociar el “ser negro” con actitudes rechazables. Hay miles de personas que se niegan a dejarlo “argumentando” que “se refieren al alma, y no al color de piel” (sic). De esas personas no espero una reflexión en cuanto al “MMLPTQTP” pero sí de aquellas que aceptaron dejar de ser racistas.

Curiosamente se da el caso de personas que ven claramente al racismo, pero no a la misoginia. ¿Será que cuesta más dejar de ser misógino que racista?

Vamos para adelante

Es hermoso que las tribunas insulten a este garca y a cualquier otra persona que nos hage la vida más difícil, nos cague a palos y nos hambree beneficiando a quienes más tienen… pero no así.

No podemos ignorar la misoginia estructural de nuestra sociedad, en estos casos no hay orden de prioridades. ¿Por qué sería más importante insultar a un presidente que a putas y madres? ¿Sino no nos animamos a pensar en esto ahora, lo haremos cuando Macri no esté más? ¿Y por qué tendríamos que esperar? ¿No podemos reflexionar y debatir otra forma superadora?

Yo digo que mejor insultemos a quien corresponde, y no a su madre ni su padre, pero la ausencia total de la referencia al padre, y nuestra dificultad para siquiera imaginarlo ya dice mucho sobre cómo pensamos.

Ni Puta debería ser un insulto, ni se debe insultar a alguien diciéndole “hijo de X”… Hijo de Yuta es una buena y precisa alternativa en el caso de nuestro querido presidente represor, pero siempre y cuando hagamos referencia a la institución, y no a que su madre fuese yuta, sino otra vez estaríamos sugiriendo que sus acciones son responsabilidad de su madre. Es posible y necesario que cuestionemos todas estas cosas y no las veamos como tareas imposibles -cuando en realidad lejos de ser imposibles, son nuestros limites las que las hacen aparecer lejanas.

Al respecto de esto último, hay una costumbre en gran parte de nuestra sociedad, en la militancia de izquierda y en la intelectualidad de subestimar a ‘las masas’ -como ell*s le llaman al resto de la gente, negándoles toda posibilidad de avance en cuanto a su capital cultural, y del mismo modo, se critica a quienes intentamos empujar ese avance hacia adelante proponiendo un debate honesto y entre iguales.

Tenemos mucho camino por delante para desarmar todas estas costumbres tan arraigadas, pero en algún momento tenemos que empezar. Es importante y no tiene porque esperar. No es tan difícil una vez que lo aceptamos, se nos puede escapar, pero nos vamos a dar cuenta enseguida que no queremos que eso salga de nuestras bocas, que es mejor -y mucho más útil en todo sentido- empezar ahora mismo e ir para adelante.

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