Por quién doblan las campanas

Mariano Eloy
Coyuntura
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6 min readMar 28, 2017

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Por intermedio de este hermoso libro comencé a adentrarme en la guerra civil española. Poco y nada sabía de ese suceso histórico, y no puedo entender cómo llegué hasta acá así. Primer punto para este libro.

«Nadie es una isla por completo en sí mismo; cada hombre es un pedazo de un continente, una parte de la Tierra. Si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia; por eso la muerte de cualquier hombre me disminuye, porque estoy ligado a la humanidad; y por tanto, nunca preguntes por quién doblan las campanas, porque están doblando por ti» John Donne

Con esa cita arranca el libro, aunque mi reseña irá deliberadamente para otro lado, creo que no sería bueno dejar de mencionarla. Adhiero a su humanismo, hasta me atrevería a trascenderlo y decir que no se agota en la especie humana, pero dejemos ese tema para otro texto.

Todo me resultó atrapante en este libro, me quedé con ganas de saber más, y por eso, por esas ganas, me prestaron los libros de los que ya les conté: Los santos inocentes y La familia de Pascual Duarte. Aunque ninguno de ellos habla directamente de la guerra civil, en ámbos podemos hacernos una idea un poco más amplia de la situación en el campo (¿o debo decir feudo?) español.

Volviendo a Por quién doblan las campanas, confieso que desde el primer momento me transporté a esas montañas, a esa cueva, a ese puente. Me puse como pude en las alpargatas de esas personas, y llegué a pensar que me hubiera gustado pelear en esa guerra.

Claro, esto último no tiene demasiado sentido, nadie quiere estar en una guerra, y mucho menos tiene sentido que lo diga yo, hoy, desde la tranquilidad de mi vida más o menos acomodada. Pero así lo pensé: me hubiera gustado ser un* de tant*s voluntari*s de las brigadas internacionales que fueron a pelear contra el fascismo.

Este es uno de los temas quizás más apasionante. La cantidad de gente que fue voluntariamente a pelear por la libertad. Sí, por la libertad. Esta no fue una guerra cualquiera.

Antes de la segunda guerra mundial, un fuerte proceso revolucionario se estaba gestando en España, y ese proceso se vio reflejado en un gobierno electo democráticamente que intentó llevar a cabo reformas que -para variar- a la burguesía, a la monarquía, al poder eclesiástico, económico y militar no le gustaron ni un poquito. Ni tampoco a sus países vecinos, donde la lucha de clases atravesaba las mismas tensiones. No hay otra manera de comprender al fascismo: es el miedo de las clases altas a perder sus privilegios.

Lloré en varios momentos del libro. Hay momentos duros, donde hubiera querido que las cosas resultaran de otra manera. Hubiera querido el final feliz, pero claro, ya pueden inferir, el final no es del todo feliz. Algunos personajes no terminarán bien, aunque quizás terminen como ell*s quisieron terminar. Igual esto ya lo podemos saber desde el primer momento del libro.

Tampoco tuvo final feliz la guerra civil española, y también me dolió leer el libro sabiendo eso. Tantas cosas en juego, tantas vidas entregadas a la causa, tantos sueños, tantas personas jóvenes ilusionadas con una historia distinta, con ser artífices de su propia historia, ¡y vaya si lo fueron!

Si pensara que todo fue en vano no hubiera entendido nada. A ell*s les dedico esta reseña ¡Salud camaradas!

El segundo gran acierto del libro, es atacar la idealización, mostrar la miseria y el salvajismo de la guerra, la corrupción y la mentira. Aquí es donde entra la cita del comienzo. Yo soy de los que piensan que el fin no justifica los medios, pero también comprendo que lo ideal muchas veces está lejos de lo posible. También sé que a veces las cosas se hacen como se puede. Y también sé que la situación era ya muy violenta antes de la guerra, y es difícil que esa violencia naturalizada que sufren l*s de abajo no se traduzca en más violencia.

En relación a eso: no toda violencia es igual y equivalente. Sostengo que hay cierta violencia que es legitima y hasta necesaria. No se le puede pedir a quien ha sufrido injusticia toda la vida que sea just*, paciente, respetuos*, comprensiv* y tolerante con quienes le han despreciado toda su vida y pretenden seguir haciéndolo. L*s de arriba no dudan en usar la violencia si sus privilegios están amenazados: para eso, básicamente, existe el ejercito y la policía.

España se convirtió así en la avanzada del miedo burgués. La reacción ante el pueblo movilizado y las transformaciones que se pretendían llevar adelante motivaron el ataque fascista. Esto vale recordarlo: fueron los fascistas quienes atacaron primero, y el resto de Europa miró para otro lado, abandonando al pueblo español a su suerte.

Ante la mirada pasiva de Francia e Inglaterra que buscaban no darle motivos a Alemania (motivos que igual encontraría), el gobierno republicano se radicalizó y buscó ayuda en la URSS, quien le vendió armas y le proveyó de especialistas y entrenamiento. Esto alimentaría más aún al fascismo: todo extranjero pasaría a ser un “asqueroso comunista”. En este punto también vale destacar cómo, al menos la historia que nos presenta el autor, es diametralmente opuesta en el bando republicano donde conviven gentes de todas partes del mundo: el internacionalismo se palpa en todo momento del libro.

La cosa es que el fascismo español, con la ayuda de el fascismo italiano y el nazismo alemán aplastaron el proceso revolucionario y ahogaron en sangre a España estableciendo la dictadura Franquista, la cual estaría largos años en el poder, dando paso luego a una democracia con la monarquía en el medio, pero no diré más de esto, no soy experto en la realidad política española, aunque sí puedo ver -al igual que puedo verlo con la dictadura argentina y el resto de las dictaduras latinoamericanas- cómo al día de hoy seguimos pagando esas derrotas.

En resumen, además de la aproximación histórica a un hecho trascendental de la historia reciente, Por quién doblan las campanas me llevó a ponerme en las alpargatas de personas con sueños y realidades admirables, personas que dieron su vida por lo que creían y que -como pudieron- hicieron lo que creyeron correcto, aunque no fuera nada fácil. Los dilemas que enfrentan son muy interesantes, y según la opinión de algun*s es ese el mayor acierto de Hemingway. Quizás lo sea.

También pude ponerme en las alpargatas de personas no tan admirables y muy cuestionables. Personajes que son parte de la vida aunque no lo queramos. Contradicciones que tenemos y que debemos superar. Obstáculos que nos presenta la realidad y que pueden hundirnos sino sabemos identificarlos a tiempo. Para eso también me sirvió Por quién doblan las campanas.

Hoy, en otro país, donde también el fascismo nos ahogó -y ahoga- en sangre, el libro me aportó contenido a una frase que mantengo más que nunca:

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