También esto pasará

Vera Ricerca
El juego del paquete
5 min readDec 12, 2018
Imagen de autoría propia

La pasé bien en la última cita con Federico: nos besamos mucho, nos reímos bastante y charlamos un poco. Y fuimos a desayunar por mi barrio la mañana siguiente. Eso en lo visible, pero en lo profundo, siento que tenemos expectativas distintas sobre lo que queremos de nosotros. No tengo claras exactamente cuáles son esas diferencias y no tuve paciencia de volcar la consulta sobre la mesa.

Cuando a mí me gusta alguien, respondo. Cuando a mí me gusta alguien, no escaseo onda. Cuando a mí me gusta alguien, intento demostrárselo. A medida que pasan los días, Federico no hace nada de eso y por lo tanto mi interés por esta relación va decreciendo.

Le escribo y sus respuestas son vacías o peor aún (Hay-pero-que-algo-”vacío”,-Verita???): solo me habla de él y sus éxitos laborales o me manda emojis de los cuales ya perdí la noción de su significado.

No tengo ganas de estar perdiendo tiempo y neuronas en pensar en esto así que empiezo a leer un libro a ver si leyendo historias ajenas me distraigo un poco de la mía. Me preparo un campari con naranja, pongo aceitunas en un bowl y me siento en el balcón a zambullirme en También esto pasará de Milena Busquets.

Lo maravilloso de una buena lectura es cuando la dimensión del texto va más allá del papel. Cuando la historia se transita con todos los sentidos. Cuando la identificación se junta con la sorpresa y se descubren cosas nuevas.

Hace tres horas que estoy metida en la historia de Milena y no puedo parar: relata una situación de duelo pero las temáticas que subyacen permanentemente son la soledad y la incertidumbre. Y le pone humor al drama, que no se qué género literario es pero podría llamarse “libros sobre la vida misma”.

Cuando un libro tiene frases que me gustan, las marco y después las paso a mi cuaderno. Empiezo a pasar algunas y suena el teléfono. Me asusto porque es super tarde pero atiendo rápido porque es Elo:

— Amigaaaaaa, qué hacías? Yo te llamo porque tengo no ve da des!

— Qué pasó???

— Salí con Leandro!

— Leandro el del bar!? Contame YA

— Un delirio todo! Primero nos encontramos en el mismo bar donde los conocimos. Estábamos tomando algo, le suena el teléfono, habla dos segundos y cuando corta me dice “Me acompañás a una fiesta”?

— Jajaja, no te puedo creer! Y fuiste?

— Primero dudé pero después dije, ya fue, vamos! Y me llevó a la casa de un amigo que en la terraza había armado un fiestón. Leandro me presentó a todo el mundo como “mi nueva mejor amiga”.

— Naaaa, que aparato!

— Muy personaje. Me llevó de la mano por todo el lugar, hasta bailamos cuarteto!

— Genial! Y qué más?

— La gente se empezó a ir y era tarde así que le dije que me iba a pedir un taxi y ahí me propuso ir a desayunar a un bar cerca.

— Qué hora era???

— Como las 6 de la mañana!

— Wawwww, hace cuánto que no salías hasta esa hora, jaja

— Ni hablar! Así que de ahí al cafecito de la vuelta y él bla bla bla contándome de su vida, de sus ex, de su perra.

— Me jodés! Solo hablaba de él? Y no te preguntaba nada??

— Poco y nada! Mis intervenciones le servían para tomar impulso y seguir hablando, jaja

— Y había onda?? Chaparon??

— Cero. Ojo! La pasé re bien pero cero tensión sexual. Para mí que el tipo se ama tanto que no tiene lugar para calentarse con otra persona.

— Bueno, no está mal tener una noche así, de pasarla bien sin mayores cuestionamientos.

— Hablando de todo un poco…y Federico?

— Hablando de ensimismados, querrás decir!

— Ufff…no apareció?

— Poco, así que ya estoy haciendo el duelo.

Next, Verita. A otra cosa, mariposa.

— Si, si, esto también pasará, no?

— Obvio! Y si estamos bajón lo tenemos a Lean para llevarnos de gira por la noche porteña!

Me despido de Elo y ahora sí termino mi tarea de pasar al cuaderno las frases que más me gustaron del libro hasta el momento:

Me voy a dormir pensando en las distintas maneras en que nos vinculamos los humanos y en cómo cada uno le da al amor la forma que quiere (o puede). También en cómo manejamos las ausencias dadas por la muerte, las separaciones o las distancias. La vida es una búsqueda de equilibrio permanente entre presencias y ausencias.

Los siguientes días Federico impone su ausencia y yo quiero darle un cierre a lo que sea que fuera que tengamos. Para eso, intento con una última provocación:

¿Empezó después de eso una charla apasionante donde nos ponemos al día de lo que pasó en la semana y compartimos momentos cómplices e íntimos?

Nada de eso.

Quince horas después de mi “Qué tal?” no tengo ninguna respuesta más de Federico y ya no pienso seguir tirándome a esta pileta sin agua y con las paredes agrietadas.

Camino hacia la oficina de Elo para ver si nos vamos juntas. Cuando le hago un gesto desde atrás del vidrio, siento que mi teléfono vibra. Federico me mandó una foto de él desde el dentista, con una especie de molde de dentadura postiza en la mano. En otro momento me hubiera reído de su selfie pero en este momento me parece patética.

Elo me hace cosquillas en la espalda y me abraza mientras caminamos juntas hacia el ascensor. Guardo el teléfono, respiro hondo y le propongo ir a tomar un café juntas.

Pienso en Milena y su atrapante libro, en los duelos, la soledad y la incertidumbre. Mientras tanto, guardo a Federico en el cajón de las ausencias.

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Vera Ricerca
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Soy feliz a pesar de saber que en el mundo hay reptiles, medias sucias y mermelada cítrica. Escribo en el blog El Juego del Paquete. elblogdevera@gmail.com