He vuelto

Jonathan Martell
Jonathan Martell
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3 min readFeb 20, 2023
Wachirabenchathat Park, Bangkok. Enero 2023.

“En algún momento de la vida, la belleza del mundo se vuelve suficiente. No necesitas fotografiar, pintar o incluso recordarlo. Es suficiente”.

Toni Morrison, novelista norteamericana.

Meses atrás escribí sobre mi necesidad de viajar, de salir, de explorar. Tenía que hacer caso al Jonathan del 2019. Aquel que prometió explorar el mundo.

¿Por qué? Ni yo mismo lo sabía pero había algo dentro de mí que necesitaba hacerlo, algo me jalaba, algo ahí era extraño, como si algo me faltara. Sencillamente algo no se sentía bien. Necesitaba cambiar de ambiente.

Puff, mi amiga de RCA, me decía que uno finalmente debería estar en calma sin importar el lugar. Racionalmente estoy de acuerdo con ella pero en la práctica no era así. Algo me faltaba en Lima, no estaba completamente tranquilo.

Finalmente, tomé la decisión de viajar a Bangkok, Tailandia. ¿Por qué ese lugar? Porque había leído que era uno de los mejores lugares para trabajar remotamente. Luego de leer sobre el Budismo y de participar en un retiro de Vipassana, creí que era el lugar correcto para seguir explorando el camino del Budismo porque era lo que más se asemejaba a mi manera de ver la vida. Además, Puff me comentó que podía conseguirme un lugar en donde quedarme.

Más razones no me podían faltar para tomar la decisión de partir por unos meses y explorar esta gran ciudad.

¿Qué encontré?

Quería hablar de la ciudad y lo increíble que es. Pero no puedo dejar de hablar primero de mis emociones, lo que ha causado en mí.

Ahora todo es más claro. El Jonathan del 2019 ha regresado.

Esa energía de explorar, de salir, de maravillarme por lo casual, por lo común, ha vuelto. Y siento que con mucha más fuerza que antes. Es una sensación que viene de adentro y simplemente se manifiesta en el día a día. Al hablar, en las decisiones que uno toma, en cómo se resuelven los problemas, en cómo se analiza todo alrededor y en cómo se percibe la vida.

Todo es más claro, natural, bello. Todo fluye.

¿Por qué? Eso mismo me preguntaba estos últimos días. Hasta las canciones me generaban algo diferente. Por San Valentín, me sentí diferente, algo nuevo nacía en mí. La música siempre genera sensaciones diferentes en nuestro cerebro. Ese día no fue la excepción pero lo viví con mayor intensidad.

Y justo cuando me encontraba en mi mejor momento, aquel donde no podía imaginar algo mejor — al día siguiente del 14 de febrero — Bangkok me sorprendería con una de las mejores historias — si no es la mejor — de mi vida.

La cereza del pastel, o realmente el pastel entero, aparecería para ya no solo sentir todo de manera natural y fluída. Ahora, todo comenzaría a sentirse mágico.

Sí, mágico. No existe otra palabra para describir las diferentes sensaciones que comienzan a pasar por mi cuerpo, mente y energía.

¿Qué sucedió? Lo contaré pronto pero, finalmente, ahora todo tiene sentido. Y esa, es la mejor sensación que el universo te puede dar.

“He dejado de acordarme de lo que ayer ocurrió y de preguntarme qué ocurrirá mañana. Lo que ocurre hoy, en el minuto presente, es lo que me interesa”.

Nikos Kazantzakis, escritor griego.

¡Que tengas un buen día!

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