No se sabe cuando había anclado allí. No era el puerto mas seguro, no era el puerto mas cercano, ni el más sencillo. La tierra firme estaba…
Y cuando la música se termina, siempre hay uno que se queda así, colgado en el aire, sorprendido por la inercia, avergonzado por seguir bailando solo, un vals para dos.
Insospechadas, secretas, escondidas entre las rocas, donde nadie las lea. Las palabras que faltaron, las sospechas que sobraron, errores, silencios. Tus recuerdos, nuestros sueños. Son las hojas atascadas en el muro de mis lamentos.