Mi historia en siete pedazos
Siete aspectos de mi vida que han cambiado en el último año
Crear una historia para contar la vida de otra persona o inventar la de un personaje producto de nuestra imaginación puede significar un reto mucho más fácil y entretenido que contar la vida propia.
Es que aunque nos guste contar historias, y esas historias estén coloreadas con detalles de nuestras experiencias, evitamos juzgarnos frente a una hoja en blanco porque se convierte en un espejo que amplifica todo: la palidez del rostro, la cantidad de canas en el cabello, las libras de más o de menos, la tristeza en la boca o la sonrisa en los ojos, los pensamientos que no llegaron a ser palabras, las palabras que se tornaron dolor, el tren de las emociones, los sentimientos acumulados y todo el baúl de los recuerdos. Los cambios.
Mi vida volcó hace más de un año ya. ¡Un año, madre mía! Me quedé tirada un momento en el suelo tratando de entender lo que pasaba. ¿Yo hice esto? Me levanté fingiendo que solo me había raspado una rodilla. Relax, aquí no ha pasado nada. Me alejé de aquello como quien no quiere la cosa y hasta donde estaba me alcanzó el olor a chamuscado. ¡ESTO REALMENTE ESTÁ PASANDO!
Y entonces esto:
Las fases del duelo son cinco, según la psicología: negación, enojo, negociación, depresión y aceptación.
Uno no se da cuenta cuando está atravesando cada una. Ahora, en retrospectiva, puedo identificar momentos bastante claros que definieron las transiciones para mí.
Difícilmente podré contar todo lo que ha pasado en mi vida en el último año. Uno no va por la vida: «Hola, soy Loyda Salazar. Tengo 32 años. Me gusta viajar, el color rojo, el helado Rocky Road, las series de televisión, los libros… Ah, y estoy divorciada». Sin embargo, me he propuesto el reto de escribir, en un período de siete días, siete historias que reflejen siete aspectos de mi vida que han cambiado en este tiempo.
Y no, aprender a dibujar no es uno de esos cambios… Así de poco agraciadas han sido mis ilustraciones desde que tengo memoria.
Quiero terminar esta introducción a mi proyecto aclarando esto: no tengo la fórmula para evitar el dolor de la pérdida o para pasar rápido el duelo. Quizá me falta mucho para terminar mi proceso. A lo mejor me falta poco. ¡Quién sabe si ya terminó! No es algo que realmente me preocupe.
En algún momento del proceso llegué al punto en el que abracé mi nueva realidad y asumí la inminente necesidad de reinventarme. Si tengo una segunda oportunidad… ¿por qué no voy a apreciarla y aprovecharla?
Y parte de eso es compartir mi experiencia con la esperanza de que al menos una persona en algún lugar la lea y sepa que no está sola y que en la vida siempre, siempre, siempre se puede seguir triunfando.