Top 7 de las mejores películas del 2017

Recuento de lo mejor que nos dejó el cine en este año

Y6jas
Vestigium
8 min readDec 30, 2017

--

Una lista no excepta de subjetividad pero donde he seleccionado cintas que resultan muy integrales a nivel cinematográfico, por el atractivo de las historias, la solvencia de sus guiones, su buenas interpretaciones y, sobre todo, el gran trabajo técnico de sus realizadores. Películas que todo buen cinéfilo debería apreciar.

Desde el cine de denuncia social al cine de aventura más clásico y la ciencia ficción, hasta el bélico, pasando por arriesgadas propuestas de cine de autor hasta el tan de moda cine de superhéroes. Un top 7 con lo mejor del 2017 a continuación…

7. Z, la ciudad perdida

Sin duda una de las gratas sorpresas del año. James Gray nos trajo una película casi anacrónica, con reminiscencia de ese cine como forma de viaje de David Lean (Lawrence de Arabia) pero también del peligro en la exploración de lo inhóspito de Werner Herzog (Aguirre, la cólera de Dios). Y es que si algo hace Gray en Z, la ciudad perdida, es traernos de vuelta al cine de aventura en su forma más clásica y depurada.

Mas, la película no solo va de una historia de aventuras y exploración, sino que indaga en las motivaciones y circunstancias que llevan a un hombre a emprender tal tarea y a hacer de ella su máximo objetivo. Hay, por tanto, una reflexión en torno a la audacia y las claves que le impulsan, empezando por el sentido del honor hasta llegar a una idea sobre el destino que alcanza la obsesión.

Mención especial a la fotografía de Darius Khondji — recordado por su trabajo junto a David Fincher en Se7en — , de tonalidades ocre y con un gran angular que da protagonismo a una densa y tenebrosa vegetación — influencia directa del mítico trabajo de Vittorio Storaro en Apocalypse Now de Francis Ford Coppola — , transmitiéndonos la sensación de emprender no cualquier viaje sino uno al corazón de las tinieblas.

6. Song to Song

Si hay un autor que merezca el verdadero calificativo de poeta visual es Terrence Malick. Es que son pocos los directores que buscan transmitir tanto a partir de la exploración de las imágenes en un proceso que se asemeja más al documental que al largometraje de ficción, aspecto que se ha vuelto obsesivo para el estadounidense y le ha hecho ganar tanto seguidores como detractores.

Su apuesta para el 2017 fue Song to Song, una producción plagada de reconocidas estrellas de Hollywood, donde Malick nos vuelve a narrar en clave de slice of life y cuyo telón de fondo es la escena musical indie de Austin, Texas, distintas historias entrelazadas cuyo hilo conductor son las relaciones sentimentales que se van entretejiendo entre los personajes como si de una danza se tratase, en una premisa que por momentos recuerda a la hipnótica La ronde de Max Ophüls. Asistimos a historias de amores, desamores, anhelos y vacíos existenciales, que se presentan como espejo de una generación millennial.

A destacar nuevamente el trabajo del tres veces ganador del Oscar a mejor fotografía, el mexicano Emmanuel Lubezki, colaborador habitual de Malick que, con sus grandes angulares y continuos travelling, hace que la cámara levite por los pasajes urbanos de Austin y le convierta en un personaje más.

5. Detroit

De la mano de la que para muchos es la mejor directora en activo como lo es Kathryn Bigelow —primera mujer en ganar un premio de la academia en el renglón de dirección —, la cinta nos acerca a los disturbios con trasfondo racial acaecidos en la ciudad de Detroit en los años 60. Sin embargo, pese a narrar hechos ocurridos hace más de 50 años, es una película que resulta vigente —recordemos las manifestaciones raciales de años recién en Estados Unidos— por tanto, el último trabajo de Bigelow, pese a hablar del pasado, consigue ecos en el presente, frente una problemática que tristemente continúa muy actual como lo es el racismo.

Pero más allá del debate social que platea la cinta, la misma resulta un auténtico tour de force, y es que son pocos los autores en el cine actual capaces de crear tal tensión en el espectador como lo hace la directora norteamericana.

A resaltar la fotografía de Barry Ackroyd que, a partir de over shoulder, planos cerrados y una paleta de color desaturada, le otorga pinceladas de cine documental a esta producción.

4. madre!

Posiblemente la cinta más polémica del 2017. Dividió a público y crítica entre quienes la consideraron una cinta de culto instantánea y quienes la calificaron entre las peores películas del año.

Es que si algo tiene el cine de Darren Aronofsky es que no deja indiferente: o le amas o le odias. Al ofrecer obras que suelen exigir mucho del espectador, con sus habituales planos cerrados y close-up, su constante distorsión de la realidad, sus puntos de vista enfocados por lo general en un solo y atormentado personaje, en historias donde estos son puestos a situaciones límite, creando atmósferas kafkianas, opresivas, claustrofóbicas donde no hay cabida para finales felices. En madre! todos estos elementos están presentes en su máxima potencia.

Sin embargo, la razón por la que he traído el último trabajo del director neoyorquino a esta lista es por ser un producto que se aleja de las fórmulas al uso del cine mainstream — mercado gobernado por secuelas, remakes, reboots y franquicias de superhéroes — y ofrecernos una cinta osada, de auténtico cine de autor, pero en especial por ser una propuesta que avivó el debate sobre el cine como medio artístico para expresar ideas, más allá del simple entretenimiento.

3. Dunkerque

Christopher Nolan es unos de los directores más aplaudidos en la actualidad tanto por público como crítica, desde que sorprendiera con el hoy clásico de culto Memento (2000), hasta conquistar la taquilla y revolucionar el género de superhéroes con su trilogía de El Caballero Oscuro. De ahí que cada una de sus propuestas cinematográficas creen un gran hype.

En 2017 nos trajo Dunkerque, cinta que nos narra la que es considerada una de las evacuaciones más grandes realizadas en la historia, protagonizada por los ejércitos aliados de Inglaterra y Francia ante el imparable avance de la Wehrmacht durante 1940 en el contexto de la Segunda Guerra Mundial. La película se enmarca dentro del género bélico pero se acerca más al de catástrofe y supervivencia. Para ello Nolan, lejos de recrearse en estridentes escenas de acción, enfoca la cámara en un grupo de soldados anónimos en su angustia por escapar de la playa donde se encuentran sitiados y en un grupo de pilotos y marineros civiles en su esfuerzo por rescatarles.

Mas, el elemento llamativo de la cinta recae en su montaje, donde se vuelve a apreciar el sello distintivo del director británico: una narrativa no lineal y fragmentada en la cual la percepción del tiempo (elemento fetiche del autor) vuelve a ser protagonista. El resultado es una de las cintas bélicas más originales, narrativamente hablando, a la fecha.

A destacar también la partitura en un constante in crescendo de un sublime Hans Zimmer y la impresionante fotografía —con un enorme angular en 70 mm— de Hoyte van Hoytema. Toda una experiencia cinematográfica.

2. Logan

Qué mejor forma de decir adiós a un personaje que a través de las claves del western crepuscular. Es que Logan tiene más en común con Sin perdón (1990) de Clint Eastwood que con cualquier otra cinta de superhéroes.

Pero Logan no solo trasciende el género en su narrativa sino también en su subtexto al ofrecernos una reflexión sobre la vejez, la enfermedad y la relación paterno-filial.

Logan demuestra que el hoy tan explotado cine de superhéroes puede ir más allá del mero espectáculo cotufero y ofrecer historias que conecten con las emociones del espectador, al plantear conflictos no a partir de amenazas intergalácticas y de otras dimensiones, sino en aquellas más terrenales, presentes en la condición e interior de los personajes.

La cinta de James Mangold no solo es la mejor película de superhéroes del año sino una de las cimas del género a la fecha.

1. Blade Runner 2049

La esperada secuela del clásico de culto que cambió el cine de ciencia ficción como lo es Blade Runner (1982) de Ridley Scott, en esta ocasión a cargo de uno de los directores más aclamados de años recientes, el canadiense Denis Villeneuve.

Al igual que la cinta original en su momento, Blade Runner 2049 resulta todo un logro de la estética, donde se abandona en gran parte el empleo del hoy tan habitual chroma keying en pro de la construcción de efectos visuales más artesanales —muy old-school— con el uso de maquetas y construcción de sets, todo ello fotografiado por uno de los mejores directores de fotografía en la actualidad —sino el mejor— el británico Roger Deakins. Resultado: un espectáculo visual apabullante.

Pero debajo de todo ese impresionante apartado visual, Blade Runner 2049 nos ofrece una historia de tintes existencialistas, sobre la soledad, la alienación y la búsqueda de identidad. A su vez conserva los preceptos planteados en la cinta original, en sus reflexiones sobre la inteligencia artificial, el impacto que cada vez tienen las tecnologías en la sociedad y sobre lo que nos define — o no — como seres humanos. Mención aparte las interpretaciones, donde Villeneuve demuestra también ser un gran director de actores al sacar lo mejor de cada uno de los mismos.

Un trabajo monumental del director canadiense y su equipo que, a pesar de no contar con el respaldo esperado en taquilla, el tiempo seguro se encargará de darle un lugar entre las obras imprescindibles de la ciencia ficción.

--

--