Eso que pasa cuando pasa poco

Vera Ricerca
El juego del paquete
6 min readJun 20, 2018
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Lo que uno espera del otro+Lo que el otro espera de uno+Los tiempos de uno+Los tiempos del otro+Lo que le expresamos y escondemos+Lo que nos expresa y esconde=No entiendo cómo hay gente a la que esta fórmula le da positiva.

Yo últimamente siento que mis relaciones se quedan girando en falso en los dos primeros factores. Con Facundo no hay indicios de que todo sea mejor. Básicamente casi no hay indicios así que estoy en espera de ver qué esperamos el uno del otro.

Mientras empiezo a notar que suenan los primeros acordes de mi ansiedad, me pasan a buscar mis papás para cenar porque según mi mamá “Se nos viene el casamiento de Javi encima y tenemos que organizar mil cosas”. Lo que a mí se me viene encima y tengo que organizar es conseguir un vestido que me entre y me quede bien y ensayar qué cara poner cada vez que alguien en la boda me diga: “Vos seguís sola?”.

Por ahora lo primero es más urgente que lo segundo, pero lo segundo me hace pensar en una escena casi onírica en la que entro en el salón de la fiesta con el frizz del pelo super controlado, unos tacos aguja que domino cual samurai a su katana, maquillaje y vestido dignos de alfombra roja y mi mano entrelazada con la de un trajeado y perfumado Facundo. Una escena que me provoca piel de gallina de solo imaginarla. Iré alguna vez a una fiesta de la mano de alguien que no quiera soltar la mía?

Nos sentamos en la mesa del restaurant y mi mamá saca un cuaderno y dos biromes, una negra y una roja.

— Armé una listita de cosas que tenemos que resolver antes de viajar.

Mi papá me mira, se ríe y se zambulle en el menú para decidir qué quiere comer.

— Por ejemplo?, -pregunto entre entusiasmada e irónica.

— Por ejemplo no, pidamos de comer y nos ponemos a ver punto por punto.

Todos queremos pastas y yo sugiero un vino tinto, para pasar la situación un poco más livianamente.

Ahora sí, mamá abre el cuaderno y nos muestra el listado:

No logro pasar al segundo ítem porque quedo atascada en el primero:

Consiguió??? De qué hablamos, mamá?!

— Ya sabés hijita…un novio, algo.

Papá nos llena las copas de vino y se traga un pan con manteca casi sin masticarlo. Le conozco la cara, no sabe si reírse o salir corriendo.

— Si es cuestión de llevar “algo” voy con el gato y listo, no creo que encuentre mejor compañía que él.

— No seas tonta! Te pregunto para ver el tema de los pasajes, no es que me moleste que estés sola hace años.

Papá, adivinando que estoy por explotar, me mira fijo, apoya su mano sobre el brazo de mamá y nos propone:

— Puede ir con una amiga si quiere.

Por suerte llegan los ravioles con crema que me pedí y, aunque mi cara sigue siendo de ofuscada, por dentro pienso que no es tan mala idea la de ir con una amiga al viaje y al casamiento. Podría tener momentos familiares y también salidas por la noche madrileña.

Bajo un poco el tono del enojo y seguimos repasando la lista de mamá, que incluye ítems como:

Debatir sobre estos temas nos lleva toda la cena. Cuando alguien cercano se casa parece que no hubiera otro tema de conversación en la familia. Todos dejamos de tener vida propia para ser únicamente “invitados”. Me encanta que mi hermano se case y que haya encontrado en Fermín a su gran amor, solo que alguna vez me gustaría sentir que la protagonista de alguna fiesta soy yo.

Mientras decidimos si pedir postre acá o ir a tomar un helado (Una duda clásica en cada cena familiar) me levanto para ir al baño y me llevo el teléfono para ver si tengo alguna señal de humo de Facundo. Desde nuestra soñada cita en la que cocinó en casa, noto cierta distancia en él. Al día siguiente de vernos no me habló y reapareció a las 48 hs mandándome un video divertido pero sin hacer ninguna referencia a nuestro encuentro. Y así seguimos hasta hoy, hablando de pavadas pero sin ningún tipo de propuesta para vernos. Yo estoy haciendo lo posible para parecer relajada y no meter presión ni cuestionar nada pero a mi sexto sentido me cuesta más engañarlo, porque ya presiente que las cosas no van como quisiera.

Seguimos hablando? Si.

Lo hacemos con la frecuencia que a mí me gustaría? No.

Lo que hablamos me da a entender que le gusto o tiene ganas de verme? No.

66% de respuestas negativas no son un buen resultado.

Cuando estoy conociendo a alguien y me gusta, me dan ganas de saber más de él y compartir tiempo en persona, intercambiando todo lo que nuestra mente y nuestros cuerpos lo requieran y disfruten.

Cuando el otro no actúa de igual manera, simplemente pienso que no le pasa lo mismo. En general tengo razón aunque los consejeros se ocupen de insistir en que “No todos tenemos los mismos tiempos”, “Tené paciencia” o “Se están conociendo, no pasa nada si se ven de vez en cuando”, mi racionalidad me lleva a pensar que si no muestra ganas de seguir conociéndome ahora que está todo por descubrir, no puede mejorar a futuro.

Estas son las situaciones en las que odio estar, porque no soporto la incertidumbre. También se que sin pasar por la incertidumbre nunca voy a llegar a ninguna certeza, así que otra vez me toca atravesar inseguridades varias para no perder la esperanza de lograr mi objetivo de encontrar un amor con el cual compartir mi linda vida.

Sin noticias de Facundo pero con un cucurucho de helado a cuestas, papá y mamá me dejan en casa. Apago el teléfono y prendo la tele para no tentarme de escribirle. Curiosamente están dando Un lugar llamado Notting Hill, aunque de curioso no tiene nada porque la dan día por medio.

Justo enciendo en la escena en que él, con cara de perrito mojado, le dice a ella algo así como:

“Mira… Soy una persona equilibrada y… no muy dada a tanto juego… Lo que ocurre es que contigo estoy en peligro. Parece una situación perfecta, pero mi relativamente inexperto corazón podría no recuperarse. Y si fuera castigado otra vez, como estoy convencido que sucedería, hay demasiadas, demasiadas fotos tuyas, demasiadas películas y tú te marcharías y yo… Me quedaría hecho polvo”.

Y yo? Por qué soy siempre perro mojado Hugh Grant? Por qué siempre siento que estoy al borde de quedar hecha polvo?

Sé que por ahora la situación con Facundo no parece grave pero todas las veces anteriores que, como ahora, percibí el peligro, tuve razón. Ojalá esta vez sea la excepción. Ojalá terminemos como Hugh y Julia, de la mano, protagonizando nuestra propia fiesta.

Cuando me estoy por quedar dormida me doy cuenta que si tengo el celular apagado no me suena el despertador, así que lo enciendo y me sorprendo con un mensaje:

Es la primera vez que ver hojas de lechuga me hace sonreír tanto. Ahora sí me voy a dormir tranquila, esperando soñar que él espera de mí lo mismo que yo espero de él.

Leé aquí cómo conocí a Facundo
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aquí cómo me invitó a salir Facundo
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aquí cómo fue mi primera cita con Facundo
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aquí cómo fue mi segunda cita con Facundo
Leé
aquí cómo fue mi tercera cita con Facundo

¿Querés saber quién soy y por qué escribo? Leé Yo soy Vera

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Vera Ricerca
El juego del paquete

Soy feliz a pesar de saber que en el mundo hay reptiles, medias sucias y mermelada cítrica. Escribo en el blog El Juego del Paquete. elblogdevera@gmail.com