Cuando leo las contraetiquetas de los vinos siempre las siento como algo lejano. Acá en Venezuela no hay demasiada variedad de bayas rojas, azules o negras y menos todavía oportunidad de distinguir las salvajes.
No reniego de lo comentado ayer sobre el elemento exótico al momento de aproximarse a un vino.
Pero a la par de esos matices tan específicos, es también gratificante pensar en el nivel en el que nos conectamos quienes disfrutamos del buen…