«El hecho es que las vidas no valen lo mismo»

Episodio 8: Como las políticas de atención están fallando a cientos de refugiados —incluidas las 243 personas desaparecidas que estamos buscando.

Daniel Arbelo
14 min readDec 1, 2016

Ghost Boat 1 : 2 : 3 : 4 : 5 : 6 : 7 : 8 : 9 : 10

Asistentes a una manifestación en Marruecos adoptando la misma posición del cuerpo sin vida del pequeño Alan Kurdi, de tan solo 3 años de edad, que pereció ahogado mientras huía de la guerra siria.

Cuando hablé por primera vez con Yafet Isaías hace 10 meses se encontraba frustrado y enfadado, abandonado. Su esposa, Segen, y su hija de dos años de edad, Abi, habían desaparecido de su vida hacía más de seis meses, junto con otras 241 personas que debían estar en un barco de refugiados en dirección de Libia a Italia.

Lo que me dijo ese día fue el comienzo de nuestra búsqueda del Ghost Boat.

Yafet vio ecos de su situación en otras tragedias mundiales. Pero también vio una diferencia. En otros incidentes y casos trágicos, la desaparición de personas había llamado la atención de los medios de manera masiva, derivando en la simpatía y el apoyo del público. Y muchos de estos casos habían sido objeto de amplios esfuerzos internacionales para averiguar lo que sucedido.

Por ejemplo, en abril de 2014, 276 nigerianas fueron secuestradas por la milicia islamista Boko Haram. Las chicas eran cristianas, y cuando las historias de como forzaron su conversión y matrimonio, así como las violaciones, se filtraron a través de los medios de comunicación, el hashtag #bringbackourgirls acabó copando la atención internacional. Incluso Michelle Obama y Oprah hablaron en apoyo de la campaña.

Actores sostienen carteles con «Bring back our girls» en el Festival de Cine de Cannes. (Fotografía a través de Getty)

Más recientemente, este mes de octubre, el buque de carga SS El Faro con bandera de EE. UU. desapareció con 33 miembros de la tripulación en las aguas agitadas por un huracán cerca de las Bahamas. Una misión de búsqueda dirigida por la Armada de EE. UU. localizó recientemente los restos de un naufragio a unas de tres millas por debajo de la superficie del mar, el cual se cree que es el barco perdido. Las familias de la tripulación tienen la esperanza de que la identificación de lo restos del naufragio pueda cerrar este capítulo de su vidas, y por fin acabar con una espera que lleva meses en el limbo.

A Yafet, un incidente le afectaba de una forma mucho más cercana.

El artista indio Sudersan Pattnaik hizo una escultura de arena pidiendo la liberación de las niñas de la escuela secuestrada en Nigeria. (Fotografía a través de Getty)

A sólo cuatro meses antes de que el Ghost Boat y sus pasajeros desapareciesen, el vuelo 370 de Air Malasia desapareció sobre el Océano Índico con 239 personas a bordo. Yafet sacó el tema específicamente cuando hablamos, porque vio una cantidad sorprendente de paralelismos entre los dos casos: el número de personas desaparecidas, los misteriosos detalles que rodean la desaparición, la agonía de las familias que quedaron sin respuestas.

Tan pronto como sucedió, el caso del MH370 se convirtió en el centro de atención de los medios de comunicación en todo el planeta —un patrón que continuó durante meses, e incluso continúa hoy en día—. La cobertura fue tan intensa que las principales cadenas de Estados Unidos, en especial la CNN, fueron objeto de críticas por sus obsesivos y constantes informes las 24 horas del día.

La desaparición del Ghost Boat, por el contrario, fue ignorada casi por completo. A pesar de que el incidente era conocido por los fiscales e investigadores en Italia, tuvo que pasar más de un mes para cualquier historia apareciese en la prensa. Los pocos artículos que finalmente fueron escritos se centraron en los esfuerzos para detener a los hombres implicados en la red de contrabando de Jamal Al-Arabia, no sobre lo que le pasó al barco desaparecido. De hecho, los artículos recalcaron el supuesto de que el barco se había hundido —sin ninguna evidencia— incluso después de que varios familiares de las víctimas se pusiesen en contacto con las publicaciones pidiéndoles que fundamentasen la declaración.

La disparidad entre MH370 y el caso del Ghost Boat hirieron a Yafet.

“All the world, all the countries, were trying to find what happened,” he told me back when we started. “But, in our case, nothing… because we are black? I don’t know why. It’s really hard.”

«Todo el mundo, todos los países, estaban tratando de averiguar lo que pasó», me dijo cuando empezamos. «Pero en nuestro caso, nada ... ¿es porque somos negros? No sé por qué. Es una situación muy dura».

El artista indio Sudersan Pattnaik hizo una escultura con un mensaje de oración por la desaparición del vuelo MH370 de Malasya Airlines. (Fotografía a través de Getty)

Dado que nuestra investigación había llegado a un terreno más complicado y lento, me he estado planteando diferentes versiones de la pregunta de Yafet.

¿Por qué al mundo le importa tanto 239 personas que desaparecieron en un avión mucho más de lo que le importa otras 243 personas que desaparecieron en un barco de refugiados? ¿Por qué la responsabilidad de descubrir qué ocurrió con los refugiados del Ghost Boat la tiene un pequeño grupo de periodistas que solicitan ayuda pública? ¿De quién debería ser la responsabilidad de llevar a cabo esta investigación? Tal vez los dos casos sólo son equivalentes en teoría.

«Es exactamente el mismo tipo de un misterio», dijo Christine Negroni, una periodista de investigación que está escribiendo un libro sobre MH370, cuando hablamos recientemente. «Pero el hecho es que hay un interés en cualquier cosa que tenga que ver con los aviones, y las personas que viajan en ellos».

Esto no sólo se debe a que haya un montón de aficionados a la aviación. Las personas que viajan en los aviones son ricos —o al menos lo suficientemente ricos como para poder permitirse un billete de avión— y tienen el estatus legal para realizar dichos vuelos y cruzar las fronteras internacionales. No son personas que están corriendo desesperados por sus vidas a causa de la opresión, la guerra o la violencia. Ellos vuelan porque son profesionales o turistas, son personas con poder adquisitivo, son los destinatarios de los anuncios en los medios de comunicación. Ellos son nuestros legisladores, las personas que guían la líneas de nuestras conversaciones en los medios. Y si vives en occidente, o en cualquier nación industrial, formas parte de este grupo.

Todo esto hace que sea mucho más fácil imaginarse a uno mismo de camino al aeropuerto y embarcando en un avión de pasajeros que desaparece de lo que es imaginarse a uno mismo apretado en un barco de contrabando a través del mar.

«Eso es lo que los separa de los Yafets del mundo, de las personas que no tienen recursos, que no tienen poder, que viven en una situación desesperada en los regímenes opresivos», dijo Negroni. «El quid de la cuestión es... las vidas no tienen la misma importancia».

La empatía requiere a menudo momentos notables que resalten a través del clamor de nuestra vida cotidiana: algo como la imagen del cuerpo sin vida del niño sirio de tres años de edad, Alan Kurdi, en una playa de Turquía. Esta imagen atravesó las barreras mentales en los alrededores de la crisis de refugiados presentando al mundo algo que cualquiera podría comprender. Todo el mundo puede empatizar con la idea de la infancia. Ver una imagen tan sorprendente en la que una vida acaba truncada antes de tiempo plantea preguntas que todos podemos entender, dondequiera que estemos.

Pero Alan Kurdi fue la excepción. ¿Qué ocurre, en general, con las imágenes que tenemos de los refugiados y sus vidas que hacen que sus experiencias parezcan tan distantes de la nuestras? No estoy seguro de tener una respuesta completa.

La disparidad la han notado muchos otros, sin embargo, y algunos están tratando luchar contra la falta de empatía en los medios de comunicación. El 19 Million Project —que toma su nombre del número de personas que se han convertido en refugiados en los últimos años— se formó específicamente para ayudar a mostrar una cobertura mejor y más humana de la crisis. «A Thousand Miles in Their Shoes» del The Huffington Post y «Life on Hold» de Al Jazeera son enfoques innovadores que tratan de ir más allá de las imágenes bi-dimensiones que mantienen al público lejos de la situación.

«Displaced», del New York Times, tomó multidimensionalidad aún más allá con una presentación inmersiva en realidad virtual que, literalmente, pone al público en la piel de los niños que perdieron sus hogares debido al conflicto.

Al mismo tiempo, el aumento en el interés de los desplazamientos de los refugiados que entran en Europa —y, por ende, a los conflictos que huyen— también ha dado lugar a algunas prominentes campañas en los medios sociales. En el Reino Unido, el hashtag #refugeeswelcome fue acogido por celebridades, políticos y miles de personas más. Su objetivo era presionar a David Cameron para permitir que un mayor número de refugiados pudiese entrar en el Reino Unido mientras más y más personas cruzaban las fronteras de Europa en busca de asilo.

¿Pero debería la atención pública ser la que realmente marque la diferencia acerca de si la búsqueda de personas desaparecidas se lleva a cabo? ¿No debería existir una responsabilidad legal y un apoyo institucional para que las búsqueda en casos como el del Ghost Boat no dependan de la cobertura de los medios?

Los medios prestando atención a la desgarradora imagen de Alan Kurdi (fotografía a través de Getty)

Para que una misión de búsqueda y recuperación se lleve a cabo, tiene que haber a la vez la voluntad política y disposición de recursos, de acuerdo con Steve Saint Amour, un experto en búsquedas y rescates en aguas profundas. Saint Amour es el director general de Grupo Eclipse, que se describe como un «proveedor de servicios para operaciones marinas». Es el tipo de empresa que es contratado para las búsquedas de aviones y barcos desaparecidos en el mar.

Por lo general, me dijo, estas misiones son iniciadas por los gobiernos nacionales que tienen interés en averiguar lo que pasó. A veces son financiadas por personas con riquezas que tienen algún tipo de interés en el resultado. Saint Amour menciona el ejemplo de un pequeño avión privado que se estrelló recientemente en el Caribe. Los familiares de los dos pasajeros a bordo tenían los recursos para financiar una misión de búsqueda, y con el tiempo condujo a la recuperación de los restos y los cuerpos de las personas a bordo.

La mayor parte del tiempo, sin embargo, las misiones de búsqueda y recuperación se llevan a cabo en los incidentes de mayor impacto, ya que no sólo se trata de proporcionar consuelo para las familias de los desaparecidos. Encontrar un avión o un barco perdido y llegar al fondo de lo que causó su desaparición proporciona información acerca de lo que salió mal y esto se puede utilizar para mejorar las normas de seguridad y las prácticas a la hora de navegar.

En el caso de MH370, un total de 26 países —entre ellos Malasia, Australia, China, Estados Unidos y el Reino Unido— han aportado recursos para la búsqueda. Cada uno de ellos tenía algún interés nacional para contribuir: o bien ciudadanos a bordo, o que su territorio nacional se cruzó con el área de búsqueda.

A partir de marzo de este año, se planificó una misión que costará alrededor de 100 millones de dólares —la misión de búsqueda y recuperación más grande y cara de la historia— y todavía tiene que dar una respuesta definitiva a lo sucedido. Hasta ahora, el único descubrimiento sólido ha sido un segmento del ala que fue recuperado en julio, después de 10 meses peinando el océano.

A primera vista, toda esta logística es intimidante y desalentadora a la vez. Si un gran esfuerzo, apoyado por tantos países con una inversión tan inmensa podría continuar durante tanto tiempo sin obtener ninguna respuesta, ¿cómo demonios podría un equipo pequeño como el nuestro esperar tener éxito?

Afortunadamente, hay varios factores que deberían hacer que cualquier intento de buscar el Ghost Boat sea una tarea más sencilla. El área de búsqueda inicial de MH370 fue de 1,8 millones de millas cuadradas, aproximadamente el doble del tamaño de todo el mar Mediterráneo. Y la zona donde se cree que el avión ha desaparecido es remota y no suele ser transitada —no es una ruta regular para nadie.

La búsqueda MH370 también se ha visto afectada por la disfunción y los intereses especiales. La búsqueda y recuperación es una industria, no hay altruismo, comentaba Negroni. Una gran cantidad de personas están haciendo dinero a costa de la búsqueda y se benefician de hacerlo de una manera más costosa en comparación con la forma en que podría producir resultado óptimo.

En el caso del Ghost Boat, si desapareció —es decir, si los pasajeros, efectivamente, llegaron a la costa— ocurrió en un área mucho más pequeña, con un alto tráfico marino, cerca de las líneas costeras de cuatro países. La región estaba cubierta por la operación de búsqueda y rescate de Italia, Mare Nostrum. La guardia costera libia aún sigue patrullando las aguas cercanas a la costa de Libia. Esto significa que si el barco se hundió, la respuesta debería ser posible. Incluso teniendo la región más grande posible en consideración, el área de búsqueda del Ghost Boat es probablemente inferior a las 20.000 millas cuadradas.

Incluso con la escala de nuestro lado, hay otros problemas con la búsqueda de respuestas.

El coste es un obstáculo importante. Incluso los esfuerzos más pequeños de búsqueda y recuperación son caros: desplegar un solo barco de pesca, la tripulación y el equipo para llevar a cabo una búsqueda en el océano puede costar fácilmente 10.000 dólares al día o más —e incluso una búsqueda a través de un área pequeña puede llevar semanas o incluso meses—. Y eso significa que a menudo hay casos que se pasan por alto ya que el coste es demasiado prohibitivo.

«Todo el mundo quiere investigar, pero nadie quiere pagar», decía Saint Amour.

Como un equipo de periodistas, no tenemos los recursos —en términos de registros de radar, imágenes de satélite, o dinero— a los que un gobierno nacional tiene acceso, y mucho menos del que dispone un conjunto de 26 países diferentes. Y todo esto es antes de darte cuenta de que ningún gobierno tiene un interés en la realización de la búsqueda que estamos emprendiendo.

Eric Reidy en Sicilia (Fotografía por Gianni Cipriano)

Saint Amour comentó: «En el caso del Barco Fantasma, se trata solamente de personas sin nacionalidad. ¿Qué país tiene un interés nacional para averiguar lo que pasó?»

La mayoría de las personas que estamos buscando huían de Eritrea, un estado que obliga a su población a un servicio militar por tiempo indefinido —lo que las Naciones Unidas clasifica como mano de obra forzada—. El gobierno de Eritrea no muestra preocupación por el bienestar de sus ciudadanos dentro de sus fronteras, y mucho menos de los que escapan. Libia, el último país en el que se tiene conocimiento de los pasajeros del Ghost Boat, está consumido por una caótica guerra civil que ha fragmentado el país y dejó a todas las instituciones del Estado en un estado totalmente disfuncional.

Y los investigadores italianos que tenían conocimiento sobre el caso poco después de que las personas desapareciesen dijeron que, sin socios en Libia, no tenían ninguna manera de verificar si el barco realmente existió o si este llegó a un área bajo la jurisdicción del Mare Nostrum. Tenían poca información para siquiera comenzar una investigación, y ningún incentivo político para hacerlo.

Así que por eso la responsabilidad recae sobre nosotros —incluidos ustedes, los lectores— para tratar de averiguar lo que pasó. Debido a que ningún gobierno quiere asumir la responsabilidad, ya que nadie quiere invertir dinero, porque ahora mismo los medios de comunicación sólo se molestan en contar las historias de refugiados que puedan empatizar con la audiencia que vuela en aviones en lugar de referirse a barcos tambaleantes a rebosar de gente que intentan llegar de forma desesperada a un nuevo país que ofrezca seguridad y oportunidades.

No conozco la respuesta a la pregunta de Yafet sobre por qué el mundo no se preocupa por la difícil situación de su esposa e hija cuando desaparecieron de la misma manera que se preocupan por otras tragedias.

Creo que la raza influye en todo esto y que está relacionado con la división que existe entre las partes del mundo donde se espera que este tipo de situaciones ocurra —y por lo tanto son tratadas como normales— en comparación con las zonas en las que no lo son. También creo que el Ghost Boat se encuentra fuera de las historias que capturan automáticamente la atención del público occidental: aviones, terrorismo islámico, turistas inocentes, los desastres naturales. Aún y a pesar de todo eso, todavía hay personas que se preocupan y que se están acercando más y más a la respuesta al misterio.

El cementerio de barcos en el sur de Sicilia (Fotografía de Gianni Cipriano)

Hemos llevado a cabo un gran progreso en la investigación desde que comenzó en octubre, y ya hace tiempo hemos reducido las posibilidades de lo que ocurrió a dos teorías.

En primer lugar, ¿ocurrió algo con los pasajeros del Ghost Boat en las primeras horas del 28 de junio de 2014, después de salir de la granja donde estaban retenidos? Lo que sea que ocurriese tendría que haber tenido lugar fuera de Trípoli, y les impidió llegar a la costa y ponerse en contacto con sus familias durante casi un año y medio. ¿Fueron secuestrados para ser utilizados como mano de obra forzada o por un grupo islamista radical? ¿Los vendieron como esclavos? ¿Han estado retenidos e incomunicados durante más de un año en un centro de detención?

(Fotografías de Gianni Cipriano)

Por otra parte, ¿llegaron los pasajeros a la costa, partieron en el barco, y luego se hundió? En este caso, las 243 personas se ahogaron. No hubo ninguna llamada de teléfono por satélite para iniciar un intento de rescate. Ningún cuerpo o restos del naufragio que llegaran a la orilla pudo relacionarse con un naufragio de gran magnitud. Entonces, ¿dónde están las pruebas?

Conforme hemos profundizado en la investigación, nuestras publicaciones se han ralentizado. La entrevista con Measho —una de las pocas personas que podrían tener más información que podría ayudar a orientar la búsqueda— tendrá que esperar, al menos, una semana más.

Mientras tanto, es difícil organizar los informes sobre el terreno en Libia, que es donde se encuentran la mayoría de las respuestas a nuestras preguntas —si es que existen—. Estamos progresando, pero debido a la situación en el país, no nos es posible mantener el ritmo que nos propusimos al comienzo de la investigación.

Durante casi dos meses escribimos un artículo cada semana mientras estábamos investigando. Ahora, se ha hecho evidente que vamos a tener que dar un paso atrás en cuanto a la publicación mientras reorganizamos los datos de los informes que esperamos que nos guíen —tanto a Yafet como a los demás miembros de la familias de los desaparecidos— hacia una respuesta.

Así que vamos a esperar antes de publicar nuevos episodios hasta que el misterio parezca esclarecerse un poco más.

Sin embargo la búsqueda continúa y seguimos investigando, compartir más pruebas y discutir el caso consigue que nuestro trabajo siga avanzando, incluso mientras esperamos para publicar nuevos episodios.

Esta historia fue escrita por Eric Reidy, editada por Bobbie Johnson y corregida por Rachel Glickhouse. Dirección de arte por Noah Rabinowitz. Fotografías originales de Gianni Cipriano. Traducción de Daniel Arbelo para Medium.

Puedes ayudarnos a encontrar la verdad.

No queremos que solamente leas esta historia. Queremos que seas parte de ella. Nuestra investigación en este mismo instante sigue en marcha y cualquiera puede participar, sin restricciones. En este momento estamos analizando un conjunto de imágenes de satélite de la región y estamos preparándonos para entrevistar a uno de los contrabandistas.

Así puedes ayudarnos.

--

--